De traje Negro

De traje negro 3

—Nooo... —. Un grito enmudecido quedó guardado en mi garganta... La señal había quedado expuesta. El broche de mi príncipe de la colina estaba roto y esparcido por toda la superficie del trasatlántico que aún no zarpaba.
Albert ya no podía ser más el.
El momento había llegado, y de prisa, comenzando por el camarote de Anthony me registré en una de sus habitaciones, a continuación en la de Archie, continuando con la de Stear y por último la del tío abuelo William Albert Ardlay. Nadie podía notarlo hasta avanzado bastante el viaje... una señorita de alcurnia jamás se registraba sola.
Después fue el turno del cambio y vestida de traje negro... que encontré en el camarote de Archie, ataviada con sombrero, fácilmente pude pasar por cualquier muchacho que había confundido su reservación.

A medio día estaba dentro de un carruaje, con la ropa sucia y el corazón roto como único saldo de mi estancia en las afueras de París. Estuve durante una hora con las manos agarradas al morral de dinero, paralizada, hasta que conseguí poner el motor de mi vida en marcha de nuevo; rumbo a casa de Annie, la que quedaba cerca del internado, donde tenía la seguridad de ser bienvenida y no juzgada.
No sé dónde estaría de no haber sido por ella. Me recibió con los brazos abiertos y sin una pregunta, entre nosotras bastaban las miradas.

Pasé dos semanas en pijama, tomando sopita de pollo y dejándome mimar. Annie es única para eso.
Adrianne llegó a los pocos días.

París tenía amenaza de ser capturada por los alemanes, no obstante la primera batalla del Marne logró hacer retroceder a los alemanes una distancia de 40 a 50 millas y, de este modo, salvar la capital de ser capturada. En este sentido, fue una gran victoria estratégica, ya que permitió a los franceses renovar su confianza y continuar la guerra.

Hoy tendremos noche de chicas.