las fases de la luna ; kookmin.

01.

–Ni se te ocurra llevarme a un concierto de música romántica o cosas así, prefiero matarme.

–Y qué esperabas? Que fuera solo?

–No sé, ve con Hoseok, por lo menos el te aguanta tus gustitos pasados de moda.

Taehyung le imploraba por milésima vez a Jungkook de que le acompañara a un concierto de música clásica y romántica, esta vez ya tenía las entradas compradas desde hace meses pero su querido amigo se negaba de ir.

–Pensé que me querías aunque sea un poquito. –Hizo un puchero y cabizbajo se levantó del sofá para irse a su casa.

–Tae... no seas mamón, te estimo mucho, por algo eres mi amigo, pero no me van esas cosas, tú sabes, son canciones muy profundas. –Ríe mientras le lanza una almohada a su mejor amigo, a veces olvidaba lo sentimental que este era.

–Obvio que te gusta eso, si te la pasas besándote con quien quieras. Prefiero ir solo, no me importa.

Y así se fue, quizá mañana se le pasará el enojo y tendrá un acompañante que realmente disfrute el momento.

Por mientras Jeon se dedicó a seguir jugando The Last Of us, siempre lo hacía con Kim pero de seguro ya mañana volverían a esa rutina de jueguitos momentáneos a la salida de la universidad.

Jungkook estudiaba negocios internacionales y su amigo arquitectura, eran áreas muy diferentes pero desde que formaron esa larga amistad ya se habían acoplado a los gustos diferentes de cada uno.

Esperaba por lo menos que mañana no fuera un día tan complicado, siempre logra pasar sus asignaturas sin problema, pero le era difícil concentrarse si el trabajo que debía hacer era en grupo, ya que no tiene ningún amigo en su clase, quizá opte por hacerlo solo.

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Ahí estaba Jungkook suplicándole al profesor que le deje hacer el trabajo de forma individual, pero este se negaba ya que la evaluación era una presentación con diferentes criterios personales. El pelinegro hizo un mohín y se devolvió a su asiento sin obtener lo que quería.

Observó a su alrededor y se percató de que la mayoría tenía grupo, debe ser porque todo este tiempo no se preocupó de al menos conocer a algún compañero de aula, la mayoría de sus amigos estaban en otras carreras y se le hizo costumbre el convivir de esa forma.

Pero ahora lo lamentaba, más que nada era una flojera conocer personas con las que solo debe entregar una tarea y ya.

Soltó un suspiro y guardó sus pertenencias en la mochila negra que estaba sobre la mesa, al levantar su mirada notó como unos ojos lo seguían a cada movimiento que hacía.

No le dio mayor importancia ya que estaba un poco acostumbrado a salir con varias personas de manera momentánea, pero lo que no sabía era que esos ojos lo llevaban observando hace mucho tiempo.

Era un chico delgado, con pelo rubio y una vestimenta muy sencilla pero a la vez elegante. Su camiseta color gris un poco ancha, sumándole unos jeans ajustados color negro los cuales se le veían muy atractivos, a decir verdad lo que más le llamaba la atención era su cabello tan resplandeciente como si fuera oro y unos labios voluminosos y rosados que encajaban a la perfección en su rostro.

Dejó de observarlo y aún sentía la peculiar mirada encajada sobre él, nunca tuvo nerviosismo ante las miradas de diferentes personas que querían lograr una cercanía sexual con el, pero esta vez estaba un poco incómodo.