En la penumbra del bar "Queer Corner", refugio nocturno de la comunidad LGBTQ+, Floyd permanecía sentado en la barra, su figura esbelta resaltaba contra el resplandor tenue de las luces. A sus veinticinco años, su cabello fucsia caía en suaves ondas sobre sus hombros, enmarcando unos ojos azules que brillaban con curiosidad y anhelo.
La música resonaba a través del local, y Floyd observaba fascinado la pista de baile. Los cuerpos se movían al ritmo, libres y sensuales, representando con sus movimientos historias de deseo y liberación. Una sonrisa tímida se dibujó en sus labios mientras absorbía la energía vibrante del lugar.
De repente, como si el destino hubiera tejido con hilos invisibles en ese preciso instante, la mirada de Floyd se cruzó con la de otro hombre.
Aquél tipo, alto y musculoso, se erguía al otro lado de la pista con una presencia imponente. Su cuerpo robusto y su actitud segura emanaban una energía que atraía todas las miradas, pero era el hechizo de sus ojos azules, con una profundidad abismal, lo que realmente arrastraba a Floyd hacia un destino inevitable.
El rubor se extendió por las mejillas de Floyd, mientras su corazón latía frenéticamente bajo el peso de aquella mirada intensa que parecía cortar la respiración misma. En ese breve pero eterno segundo, la música se volvió un eco lejano y el bullicio se desvaneció en un murmullo sordo, dejando a los dos hombres atrapados en una burbuja de pura y ardiente conexión.
El hombre se acercó con paso decidido, su mirada permanecía fija en él. Al llegar a la barra, se inclinó ligeramente y con una voz profunda y ronca le dijo: —¿Puedo invitarte a una copa?.
Floyd, sin poder articular palabra, solo asintió con la cabeza, todavía hechizado por su presencia.
—Me llamo Hickory. ¿Y tú? —mencionó el mayor.
—Soy Floyd. —habló el de cabello fucsia.
—Encantado de conocerte, Floyd. —dio una mirada observadora hacia él, analizándolo de arriba hacia abajo. —Me gusta tu estilo. —dijo, en un tono coqueto.
—Gracias. Me gusta mucho la ropa vintage. —respondió Floyd con timidez.
—A mí también. Se nota que tienes buen gusto. —las miradas de Hickory en su cuerpo parecían más intensas conforme la noche pasaba, y francamente... no le desagradaba.
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One of Your Girls.
أدب المراهقينEn un entorno donde cada mirada cuenta una historia, Floyd se verá arrastrado a un huracán de emociones y decisiones que desafiarán su percepción del amor y su propia identidad. ¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar para descubrir la verdad detrás...