Capítulo 13

125 16 1
                                    

Juani se fue a la cama de mal humor y no mejoró cuando se dio cuenta de que no tenía idea de lo que iba a hacer con la boda de su hermano.

Gaston se iba a casar en dos días y se suponía que Juani asistiría a su boda, con escándalo o sin él.

La sola idea de volver a Argentina, aunque fuera temporalmente, llenaba a Juani de una mezcla de anhelo y pavor. 

Extrañaba su hogar y su familia, pero no extrañaba las burlas y el desprecio de la alta sociedad argentina. No es que no se hubiera encontrado con cosas así en Uruguay, por supuesto que sí, pero la magnitud era incomparable. A los uruguayos les importaba mucho menos el escándalo que a la alta sociedad argentina. Juani podía soportar algunos comentarios sarcásticos; no podía soportar ser tratado como la peor clase de basura.

Pero iba a tener que hacerlo, por su hermano.

Además, Juani no quería perderse la boda. Ya se había perdido mucho desde que se mudó a Uruguay: el drama sobre el romance de Gastón, el embarazo de Felipe y los primeros meses como príncipe consorte. Juani a veces no podía evitar sentir que su familia había seguido adelante con sus vidas, dejándolo atrás, ya siendo innecesario. Así que sí, quería ver a su familia, quería sentir que todavía era parte de ella.

El problema era que las celebraciones de la boda iban a durar tres días, como era costumbre en Argentina: el primer día era una recepción más pequeña en la casa del omega, el segundo día era una recepción similar en la casa del alfa, y luego había una gran recepción conjunta el tercer día en un lugar neutral. Se esperaba que Juani asistiera a las recepciones el primer y tercer día, y el pensamiento lo llenó de inquietud. Gaston le había prometido a Juani que las recepciones de la boda serían bastante pequeñas, pero sabiendo cuánto le gustaban a Gaston las bodas elegantes, no se sabía qué significaba realmente "bastante pequeñas"

La perspectiva de enfrentarse a la alta sociedad argentina no era la única razón de la inquietud de Juani. Le preocupaba que sus hermanos pudieran notar que había algo raro en él. Juani aún no les había contado sobre sus problemas de salud. Hablando de sus problemas de salud, ¿qué decir de que su hipersexualidad no regresaría una vez que estuviera lejos de Enzo por un tiempo? 

Juani no confiaba en que su biología no le arruinaría las cosas de nuevo.

Entonces, ¿cuáles eran sus opciones?

Podría inventarse alguna excusa y no ir a la boda. Pero Juani extrañaba a su familia. Él quería ir.

También podría conseguirle a Enzo una invitación a la boda. 

Esta opción era vergonzosamente atractiva, pero tampoco carecía de defectos. Por un lado, no quería pedirle un favor tan grande -otro- cuando Enzo claramente estaba ansioso por deshacerse de él y de sus problemas. Por otro lado, Juani todavía estaba enojado con Enzo por tratarlo como un boludo sin ninguna acción.

Juani era lo suficientemente consciente de sí mismo como para admitir que había una paradoja en sus pensamientos: a una parte de él le gustaba mucho ser tratado como un bebé, le gustaba lo protector que Enzo era con él; apelaba a sus instintos omega de una manera que muy pocas cosas lo hacían. Pero no le gustaba que Enzo hiciera todo sobre su edad e inexperiencia, como si Juani no pudiera saber lo que piensa. Juani se preguntó si la mala experiencia de Enzo con Sofia había distorsionado su percepción de todos los omegas jóvenes.

En sus momentos más débiles, no pudo evitar preguntarse si la fijación de Enzo por su edad era solo un mecanismo de defensa para evitar enamorarse de Juani. Pero eso fue solo una ilusión. Era más probable que para Enzo Juani fuera solo un niño molesto con un enamoramiento del que se sentía responsable debido al tratamiento fallido.

Después de una noche de insomnio de dar vueltas y vueltas, Juani aún no había tomado ninguna decisión, y su estado de ánimo empeoró cuando Felipe lo llamó y le dijo que sería mejor que no llegara solo.

—Eso es lo que dice el oficial de prensa real —dijo Felipe, poniendo los ojos en blanco. —Él dice que si estás acompañado por "individuos respetables", será más difícil que la gente te trate con desdén. Y aparentemente no contamos como individuos respetables.

—Pensé que te habías peleado con ese hombre.

Felipe se rió entre dientes.

—Sí. Ignoro sus palabras la mayor parte del tiempo. Pero esto es diferente. Es sobre vos. Creo que deberíamos seguir su consejo en este caso. Entonces, ¿podés conseguir a alguien como tu acompañante? Alguien "respetable", por supuesto.

La mente de Juani inmediatamente se dirigió a Enzo, porque por supuesto que sí. Tenía una mente de una sola pista en estos días.

—Esteban y Blas son bastante respetables.

—Por supuesto que lo son, pero son una pareja casada relacionada con vos a través de mi matrimonio con Agustín. Ellos no cuentan. Debemos demostrar que has sido aceptado por personas respetables que no son familiares tuyos. —Felipe frunció el ceño, frotándose el vientre distraídamente. —Eso reduce significativamente las opciones.

Juani acalló la voz necesitada en el fondo de su mente. 

—Recientemente me presentaron a varios alfas decentes. Intentaré convencer a uno de ellos para que me acompañe, pero dudo que pueda hacerlo. Nadie querría ser un plus de un paria.

Felipe lo miró con ojos brillantes de curiosidad. 

—¿Y el alfa que te gusta? Por cierto, ¡no me dijiste cómo te fue! ¿Cómo reaccionó cuando le dijiste que lo necesitabas?

Evitando su mirada, Juani se encogió de hombros.

—No quiero hablar de eso, Pipe.

Debe haber algo en su rostro porque por una vez Felipe no presionó.

—Está bien —dijo su hermano en voz baja antes de continuar con una alegría forzada en su voz. —Sabes qué: ¡no te preocupes por ése! ¡Nos tenés a todos a tu lado, no necesitás a nadie! 

Juani puso una pequeña sonrisa. Esperaba que pareciera más sincera de lo que se sentía. 

—Sí. Tenés razón. No necesito un alfa.

—¡Ese es el espíritu! 

Juani cerró los ojos una vez que terminó la llamada.

No necesito un alfa.

Deseaba que fuera la verdad.

—Suficiente —susurró. —No voy a deprimirme. Yo no soy así. —Miró alrededor de su habitación, en busca de distracciones, pero por una vez ni siquiera su computadora logró captar su interés. No quería jugar videojuegos ni navegar por Internet.

Tal vez había crecido, después de todo.

El pensamiento era un poco deprimente. De repente, Juani extrañó los tiempos más simples, cuando todo lo que le interesaba era su computadora y chatear con sus amigos en línea. El antiguo Juani no sabía lo que se sentía necesitar a un hombre, necesitarlo tanto que sus pensamientos volvían constantemente a él, incapaz de concentrarse en otra cosa. Ahora su enamoramiento infantil por Rocco parecía ridículamente débil en comparación. No había sido ni una décima parte de lo que sentía por Enzo.

Solo su suerte de que el primer alfa por el que había tenido sentimientos fuera responsable de su humillación pública, y el segundo alfa por el que estaba loco resultó estar ya emparejado.

Era el omega más desafortunado que existía o el más patético.


[...]

Gaston es Louta JAJAJ
-kam

Experto; JenzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora