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La madrugada estaba fría, su café a medio acabar duró solo unos minutos caliente para volverse casi tibio, lo que no le gustaba, porque mientras menos quemara su lengua más rápido lo bebía y por obligación debía hacerse otro mucho antes de que pasara una hora de haberse bebido el anterior.

Algo que siempre le recalcaban sus tutores, que no era buena idea buscar a sus pacientes en internet, porque le creaba una perspectiva de la persona cosa que al ser atendido no sería completamente neutro, siempre es importante confiar en la historia de tu paciente, aunque nada te aseguraba que te dijera la verdad, la mayoría de las veces se comenzaba con mentiras, pero después de un tiempo se adquiere esa confianza.

Siempre fue bueno en psicoanálisis, le gustaba leer e interpretar a las personas por sus gestos, miradas, respiraciones, incluso el cómo se sentaban, pero era distinto si esta persona estaba encadenada y con una camisa de fuerza, ¿cómo podría interpretarse sus gestos si no podía gesticular. Sus ojos no decían mucho, solo eran un lago oscuro donde no había otra intención más que mirar, pero mirar mucho más allá, era retorcido, pero no iba a esperar menos.

No debía esperar nada.

Terminó su pequeño reporte del día uno bebiendo la última gota de su café ya frío. Park Jimin como psiquiatra tenía la facultad de recetar medicamentos y drogas que ayudarán a los reclusos a tener patentes de sus acciones, en otras palabras, doparlos para que fueran más manejables.

Min Yoongi tenía una receta activa de sertralina que le dieron antes de ser encerrado, según leyó en el informe que Seokjin le envió por correo, no querían hacerlo dependiente a los medicamentos, por lo que el tratamiento solo se lo darían por catorce días y que tenía prohibido recetarle otro antidepresivo.

—Así que estás titulado— suspiro leyendo aquel archivo —no te imagino en un tribunal.

Tres años de carrera, dos de trabajador activo, con treinta casos ganados de treinta y siete, podía comprobarlo, con solo dos palabras le saco su información personal, no hubo necesidad de presionar, no iba diferir, pero se preguntaba porque, como llego a esto.

Nunca se termina de conocer a las personas, a veces ni uno mismo se conoce.

Dos de la mañana y recién pudo cerrar los ojos, En cuatro horas más debía estar en pie para bañarse, comer algo e irse a trabajar.

Su mente comenzó a acosarlo, no lo dejaba descansar, siempre que comenzaba un trabajo nuevo, los primeros días soñaba con el trabajo, incluso se veía ahì, haciendo la entrevista en su propia habitación hasta que reaccionaba y se daba cuenta que estaba en su cama, no iba a autodiagnosticarse, pero ese era un claro sintoma de ansiedad.

Sin darse cuenta que dormito toda la noche, su alarma sonó para recordarle que debía levantarse o llegaria tarde, no era de lo mejor con los tiempos, por lo que si cerraba los ojos solo un segundo, no volvería a despertar.

Opto por ir más cómodo, aunque no tenía el derecho de usar colores extravagantes, incluso si quisiera ponerse una camisa de otro color, no podía. Aburrido pero no lo obligaría a pensar en su vestimenta a diario.

Condujo hasta la residencia, que por fuera estaba protegida con cercas y un control completo de identidad, la única manera de entrar es con el dígito y credencial. Si algún recluso desea escaparse, debe cortarle el dedo a algún funcionario.

Los veía capaces.

—Buenos días señor Park— lo saludo el guardia de la entrada.

—Buenos días— asintió devolviendo el saludo.

Camino por el frío pasillo descolorido, llegó a las oficinas, marcó su entrada y camino directo a la habitación que lo llevaba a Seokjin, si bien no necesitaba visitarlo ese día, por precaución quizás pasar a saludar no estaba de más.

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2024 ⏰

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MadHouse ~ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora