Eloise Bridgerton y Phillip Crane, después de que nació el amor

Quiero ir a Londres

Eloise, Phillip y las niñas disfrutaban de una linda tarde de picnic en el jardín, rodeados de árboles que proporcionaban sombra. Amanda jugaba con Penelope, riendo y corriendo por la hierba, mientras Phillip cargaba a Georgiana, que dormía plácidamente en sus brazos. La pequeña Georgiana estaba tan tranquila que parecía una muñeca de porcelana.

Estar en el exterior, rodeada de la naturaleza, relajaba a Eloise. Miraba a Phillip y sonreía, admirando la forma en que cuidaba a su hija. No cabía duda de que Georgiana era idéntica a su padre, y aunque Phillip no lo dijera, Eloise sabía que sentía un vínculo especial con ella.

"Cuando estaba pequeña, amaba que mi padre me cargara", dijo Eloise, mirando a Phillip que acariciaba la mejilla de su hija. "Georgi y tú me recuerdan mucho a él y a mí" intentando disimular las lágrimas que estaban por brotar.

"¿Lo extrañas mucho?" Dijo Phillip y al instante sintió que la pregunta era un tanto inesesaria y fruncio el ceño

Eloise se rió, rompiendo el momento de melancolía. "Ya son años estando juntos cada día", dijo, sonriendo. "Entiendo que te arrepientes de haber hecho esa pregunta."

Phillip sonrió, y Eloise continuó: "Sí, cariño, lo extraño mucho, pero ya no como en un principio." Dio un largo suspiro. "Lo que sí extraño es estar en Londres", agregó, su voz llena de nostalgia.

Phillip la miró con los ojos entre cerrados. "Creo que me quieres decir algo"

"Quiero ir a Londres, cariño" se inclinó hacia el. "Extraño a mi madre y quiero ver a mis hermanos"

"Eloise" Phillip resoplo "Tú madre se fue hace apenas una semana, a benedict lo visitamos seguidos" Respondió

"Si, Phillip, pero no es lo mismo que estar en Londres" Eloise quería continuar hablando, pero el llanto de Penélope la detuvo. Se levantó rápidamente para ver a la niña, que caminaba hacia ella con pasos inseguros.

"¿Qué pasó, cariño?", preguntó Eloise, mientras se agachaba para examinar a su hija.

"Se tropezó y raspó sus rodillas", dijo Amanda, mientras intentaba consolar a Penélope.

Eloise cargó a Penélope en sus brazos y la acunó. "Ven con mami, todo está bien", dijo, intentando calmar su llanto.

"Está comenzando a helar", dijo Phillip, mirando hacia el cielo. "Deberíamos entrar."

Se dirigieron hacia la casa, Phillip cargaba a Georgiana en sus brazos, mientras que Amanda caminaba a su lado. Eloise iba delante, con Penélope en brazos, intentando calmar su llanto con suaves caricias.

Eloise subió las escaleras junto a Penélope, ya no lloraba y entró en su recámara para inspeccionar los raspados en las rodillas de su hija. La niña se aferraba a su cuello.

Mientras tanto, Phillip se dirigió a la habitación de Georgiana, para ponerla cómoda en su cuna. La pequeña dormía profundamente.

"Vamos a ver qué tienes aquí", dijo Eloise, sentándose en la cama con Penélope en su regazo. Le levantó la falda y examinó los raspados en sus rodillas. "No es nada grave, cariño. Solo un poco de hielo y estarás bien."

Penélope se secó las lágrimas con la manga de su vestido y miró a su madre con ojos llorosos. Eloise sonrió y la abrazó.

"¿Te duele mucho?", preguntó, acariciando su cabello. Penélope negó con la cabeza, Eloise sonrió y la besó en la frente. "Esa es mi niña valiente."

Ya estaba oscureciendo, y la familia bajó a cenar en el comedor. La luz de las velas iluminaba la mesa, y el aroma de la comida llenaba el aire. A primera vista, parecía una cena normal, pero una energía extraña se sentía entre Phillip y Eloise.