ଘ ¡Él no es mi Hermano! ▸ 𝙈𝙞𝙣𝙨𝙪𝙣𝙜

Tipo Problema

La mañana transcurría en la casa de campo con una tranquilidad engañosa. Después de un desayuno en familia donde Minho y Jisung intentaron aparentar normalidad, las tensiones no tardaron en reaparecer. La cercanía física de la noche anterior entre ambos estaba presente en cada mirada, cada gesto, aunque Minho se esforzaba por mantener la distancia emocional que tanto había marcado su relación desde el inicio.

La madre de Minho estaba feliz, hablando animadamente mientras recogía los platos del desayuno.

—Me alegra tanto ver que se llevan bien —dijo, sonriendo a ambos mientras guardaba los utensilios.

—Sí, es bonito verlos así. Por un momento pensé que se odiaban —añadió Jihyo, la hermana mayor, con un tono que no pasó desapercibido.

Jisung sintió que el corazón se le detenía un segundo. No era la primera vez que Jihyo hacía un comentario como ese, pero en esta ocasión, su mirada parecía más inquisitiva. Su sonrisa, aunque dulce, tenía un toque de curiosidad que lo hizo sentir incómodo. Era como si supiera que algo pasaba entre ellos.

—No es para tanto —respondió Minho con su habitual indiferencia, sin darle importancia.

Jisung asintió, forzando una sonrisa, pero internamente el nerviosismo empezaba a invadirlo. Sabía que Jihyo era observadora, y cualquier paso en falso podría despertar más sospechas de las que ya tenía.

—¿Entonces? —insistió Jihyo, cruzando los brazos y mirándolos a ambos con una ceja levantada—. ¿Qué película de terror vieron exactamente? No me creo que a Minho le guste ese tipo de películas.

—Eh... ya ni me acuerdo del título —respondió Jisung, intentando sonar despreocupado—. Era una de esas películas antiguas, ¿verdad, Lee?

Minho lo miró de reojo, atrapando la indirecta para seguir la mentira.

—Sí, algo así —murmuró, claramente desinteresado en el tema.

—Mm, interesante... —dijo Jihyo, alargando la palabra, como si no creyera ni una sola palabra de lo que decían—. ¿Y qué? ¿Se acurrucaron por el miedo o algo así?

Jisung sintió que se le subían los colores al rostro. Minho, sin embargo, mantuvo su compostura.

—Claro que no. Solo compartimos la cama porque Han es un gallina —respondió Minho, usando su tono burlón habitual.

Jihyo soltó una pequeña risa, pero no dejó de mirarlos con esa chispa de sospecha en los ojos. Jisung se removió incómodo en su asiento, preguntándose hasta qué punto podía seguir ocultando lo que realmente estaba pasando entre ellos.

—Bueno, al menos ya no están peleando todo el tiempo. Mamá está muy contenta por eso —concluyó Jihyo, antes de levantarse de la mesa para ayudar a su madre con los platos.

La incomodidad que dejó el comentario de Jihyo colgaba en el aire, y Jisung evitó mirar a Minho directamente. Sabía que la situación se estaba complicando cada vez más, y no estaba seguro de cómo sostener la fachada.

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Después del desayuno, Jisung decidió tomar una ducha para despejarse un poco. Necesitaba espacio para ordenar sus pensamientos y, quizás, calmar el caos emocional que Minho le estaba causando. El agua caliente le ayudó a relajarse, pero sus pensamientos seguían girando en torno a la actitud fría de Minho y lo que realmente significaba.

Mientras tanto, en la habitación que compartían, Minho se dejó caer en la cama, mirando distraídamente el techo. Trataba de no pensar demasiado en lo que había pasado entre ellos, pero cada detalle de la noche anterior volvía a su mente, como una especie de tortura. No podía negar que sentía algo por Jisung, pero al mismo tiempo, el miedo a complicar aún más la situación lo empujaba a mantener su frialdad.