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Y FINALMENTE LLEGÓ SU PADRE, probablemente sea el día en la que nunca podría superarlo. Sin embargó, sabía que Luna tenía insomnio y no podía dormir bien. Aún así, siempre se mantuvo callado y callado para no ver a su Saturno ser alguién paranoico y preocupado por la más mínima cosa que le sucedían a sus hijos.
«Bienvenido a casa, padre. »
Dijo, mientras se obligaba a sí mismo dibujar una sonrisa en su rostro. Aún que probablemente no se daría cuenta Saturno por el hecho de que está ebrio y sumergido en sus pensamientos, sentía la vista despreciada de su padre viéndolo. Pero siempre supo no darle importancia a las cosas menos importantes.
Observó atentamente a su papá caminar directamente a su habitación, aún que no quedaba lejos. Aún que la decepción y tristeza inundó su cuerpo, sintiéndose incómodo después de ver a su padre ignorarlo. Sabía que en éste día se comportaba de manera diferente y contraria a su verdadera personalidad, alguién alegre, sensible, curioso, modesto y exclamativo. Entre cerró ligeramente el seño, pensando en los días más alegres que Luna y él habían compartido durante el largó periodo de éstos años.
Escuchó fríamente a Saturno sollozar de manera exagerada. Sacándolo de sus pensamientos, nunca lo culpó, éste día era marcado como un sufrimiento más para su padre. O almenos era el día en la que él y Luna han marcado. Sintió a sus pensamientos regresar duramente a la realidad, nunca supo conciliar a alguién, ni mucho menos a las personas más importantes que suele observar durante todo el tiempo.