Los amiguinies y sus aventuras

XX

Armando estaba caminando, en lo que más avanzaba, el pasillo se turnaba con iluminación amarillenta.

Armando al ver que no encontraba ninguna señal de Shinobu, se abrazó a sí mismo y continuó avanzando

— Shinobu, ¿Dónde estás? No es gracioso...—

Mencionó Armando, mientras veía atentamente hacia el frente. Para luego ver una reja el cual estaba rota de la parte de abajo, Armando se tenía que agachar pero la lesión del tobillo obviamente no le iba a ayudar tanto.

Armando se recargó en la reja y lentamente se agachó, al lograrlo, Armando pasó por ese hueco roto.

Al contrario, Shinobu estaba viendo unos paneles con palancas, pero no le dio tanta importancia y solamente se volteó a seguir explorando.

Después de un tiempo, en el lugar se escuchaban sonidos parecidos a los de un rugido. Ni Shinobu, ni Armando lograron detectar de dónde era o de dónde provenían. Hasta que Armando encontró una pared con una nota.

Armando alzó una ceja y la tomó

Armando frunció el ceño y entrecerró los ojos, no le entendía nada a este papel así que solamente se lo guardo y continuó caminando, para luego ver un pasillo donde estaban esos paneles con palancas. Armando se acercó y las vio detalladamente, pero cuando se volteó vio una figura, el cual tenía un parecido a una persona muy familiar...pero no alcanzó a reaccionar, ya que esta figura le apareció encima y se abalanzó contra el (parecido a un jumpscare?ns..).
Armando sin duda, gritó, el cual Shinobu alcanzó a oírlo y se volteó para correr al lugar donde se escuchó el grito. Cuando Shinobu llegó y vio a Armando, las luces se volvieron rojas y empezó a sonar una alarma. Armando solamente se cubrió los oídos ya que ese sonido era demasiado fuerte. Shinobu inmediatamente reaccionó y corrió hacia las paneles con palancas y vio que estas estaban con una luz roja, cuando Shinobu las alzó, estás se pusieron de luz verde y la alarma se fue

— ¡Dios Armando! ¡¿Acaso todo lo tengo que hacer yo?! — Dijo Shinobu mientras veía a Armando con mala cara.

Armando vio a Shinobu y se quitó las manos de las orejas, para luego dar un bufido

— ¡¿DÓNDE CARAJOS ESTABAS?! AVISA CUANDO TE VAYAS — Gritó Armando.

Shinobu cruzó los brazos y miró de arriba a Armando.

— Tu no lo entiendes, ahora que lo sé he perdido mis ganas de estar apoyándote en esto. — Mencionó Shinobu.

Eso claramente dejó a Armando desconcertado

— ¿De que hablas? Yo no he hecho nada más que sobrevivir. — Armando dijo mientras se acercaba a Shinobu

— No, claro. Tú nunca haces nada malo. — Dijo Shinobu mientras seguía avanzando

Armando la miró un poco indignado pero no le quedó nada más que seguirla, el ambiente era incómodo. Nadie se entendía y las palabras no eran lo suficiente

— Shinobu, no te entiendo si no me explicas, ¿De la nada me empezaste a odiar? No tienes motivos para hacerlo...— Dijo Armando, siguiéndola

Shinobu lo miró.

— ¿Crees que no tengo motivos para hacerlo? Si razonaras te darías cuenta que si solamente le hubieras creído a Zubin no estaríamos aquí...— Mencionó Shinobu.

— ...¿Tu como sabes eso? —

Armando se frenó y la miró fijamente

—  Por lo que vi...no somos los únicos aquí. Hay alguien más. El me dijo que iba a esperarnos aquí, pero ya no está —

Armando levantó una ceja y vio alrededor

— Que me espíen no es algo que me agrade, Zubi-, agh, Shinobu.—

Shinobu suspiró y continuó avanzando, Armando por un momento no quiso seguirla pero no tenía de otra.

— Por cierto, encontré un destornillador y un alicate — Mencionó Shinobu mientras sacaba de su haori las herramientas mencionadas

— Ah...supongo que son útiles— Armando sacó la nota y se la mostró a Shinobu. Para luego ver cómo Shinobu se lo arrebataba y caminaba mientras veía el papel

No había nada que ocultar, Shinobu ya desconfiaba completamente de Armando, el cual al mismo tiempo sentía un poco de enojo, frustración y preocupación por lo que "esa persona" le haya mencionado, todo era raro desde que Armando se dio cuenta que estaba solo en esto, desde que tiro a Zubin y perdió a Orange.

"Es demasiada responsabilidad para un niño"

Armando siguió a Shinobu, estando alerta de sus alrededores, de esos pasillos que aunque parecían vacíos, se sentía un aire de que alguien estaba ahí, sin importar en dónde estén. Eso siempre va a estar ahí