01. nuevos comienzos

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📍, Buenos Aires

Cessia se despertó con la luz del sol, era un día especial; su hermano Nicolás la había invitado a acompañarlo a River Camp, el centro de entrenamiento del famoso club de fútbol. Desde que llegaron a Buenos Aires, había escuchado tanto sobre el lugar que no podía esperar más para verlo en persona.

Al llegar, la emoción la invadió. El complejo era enorme, con campos de fútbol impecables y una energía vibrante en el aire. Mientras Nicolás se preparaba para entrenar, Cesia se quedó observando a los jugadores. Eran jóvenes, llenos de pasión y dedicación. De repente, sus ojos se posaron en un chico que se movía con una gracia natural en el campo. Franco, así lo supo más tarde, era uno de los compañeros de Nicolás.

Desde el primer instante en que sus miradas se cruzaron, Cesia sintió un cosquilleo en el estómago. Franco tenía una sonrisa encantadora y una forma de jugar que la cautivó al instante. Se dio cuenta de que no podía apartar la vista de él mientras corría detrás del balón, riendo con sus amigos y disfrutando del juego.

Nicolás terminó su entrenamiento y se acercó a ella con una toalla alrededor del cuello.

-¿Te gustó lo que viste?- le preguntó, notando la expresión en su rostro.

-Sí... son increíbles - respondió Cessia, tratando de disimular su interés por Franco.

- Te presento a mis amigos- dijo Nicolás mientras caminaban hacia el grupo de jugadores. Cesia sintió un nudo en el estómago; esperaba poder hablar con Franco aunque fuera solo un momento.

Cuando llegaron, Nicolás comenzó a presentar a cada uno de sus compañeros:    - Chicos, ella es mi hermana Cesia.- Todos la saludaron con sonrisas amigables, pero fue Franco quien le dedicó una mirada especial.

- Hola, Cesia - dijo él con un tono relajado y una sonrisa que hizo latir más rápido su corazón. - ¿Vas a venir a vernos jugar más seguido?.

Cesia apenas pudo articular una respuesta coherente. - Sí... claro - murmuró, sintiendo que las mejillas le ardían.

Después de un rato charlando y riendo con los chicos, Nicolás anunció que era hora de irse. Cesia sintió un ligero sentimiento a tristeza al despedirse de Franco; deseaba haber tenido más tiempo para conocerlo.

Más tarde, los hermanos se dirigieron a un restaurante en Palermo. El ambiente era acogedor y animado; la comida prometía ser deliciosa. Mientras esperaban sus platos, Nicolás comenzó a hablar sobre el próximo año escolar.

- ¿Estás lista para empezar en tu nuevo colegio? - le preguntó Nicolás mientras tomaba un sorbo de su bebida.

Cesia suspiró - Sí... pero estoy un poco nerviosa. No conozco a nadie.-

- No te preocupes- respondió él animándola. - Hacer amigos es más fácil de lo que pensas. Además, siempre podes hablarme si necesitas algo.

Ella sonrió agradecida. - Gracias, Nico.

- Y quién sabe-  continuó él con picardía.      - quizás encontras a alguien interesante en tu nuevo colegio.

Cesia rió nerviosamente y pensó en Franco; esa simple mención hizo que su corazón diera otro vuelco.

- Ojalá- dijo finalmente.

Mientras conversaban y compartían historias sobre sus días en la escuela anterior y los sueños futuros, Cessia sintió que Buenos Aires empezaba a sentirse como hogar. Había desafíos por delante y nuevos comienzos esperándola, pero también había momentos especiales como aquel que compartía con su hermano: risas, sueños y la promesa de aventuras por venir.

Esa noche, al regresar al departamento, Cessia pensó en todo lo vivido y sonrió al recordar la mirada de Franco. La ciudad era grande y llena de posibilidades; estaba lista para descubrirlas todas.

Había sido un día lleno de nuevas experiencias, pero todavía tenía algo más que esperaba con ansias: la videollamada con su familia.

Nicolás encendió su computadora y se acomodó en el sofá, mientras Cesia se sentaba a su lado.

- Espero que estén listos para vernos - dijo él con una sonrisa cómplice.

- Seguro que están ansiosos por escuchar sobre nuestro día - respondió Cesia, sintiendo que la adrenalina aún corría por sus venas.

Finalmente, la pantalla se iluminó y apareció la cara sonriente de su madre, Lisa, desde Italia. - ¡Hola, chicos! ¿Cómo están en Buenos Aires?-  preguntó ella, con su típico acento italiano mientras ajustaba la cámara.

- ¡Hola, mamá! - respondieron al unísono.

Nicolás comenzó a contarles sobre el entrenamiento en River Camp, mientras Cessia lo interrumpía para compartir su encuentro con Franco. Su madre escuchaba atentamente, sonriendo al ver la emoción en los rostros de sus hijos.

- Y no solo eso -  agregó Nicolás - Cess también empieza el colegio la próxima semana.

- ¿De verdad? ¡Qué emocionante! -  exclamó Lisa. - Espero que hagas muchos amigos.

En ese momento, Matías apareció en la pantalla desde Uruguay, con una expresión traviesa.

- ¿Ya le contaste sobre tu crush, Cesia? - preguntó entre risas.

Cesia se sonrojó instantáneamente.

- ¡Matías! No es un crush -  protestó, aunque sabía que su hermano tenía razón.

Su corazón latía más rápido al pensar en Franco.

- Todos sabemos cómo te miraste cuando lo viste jugar -  bromeó Matías con una risa contagiosa.

Nicolás se unió a las risas. - Tenés que invitarlo a salir cuando empiece el colegio.

Cesia rodó los ojos pero no pudo evitar sonreír.

- No sé si eso va a pasar - dijo mientras que sentia que el tema la ponía más nerviosa.

Mientras tanto, Daniel apareció en la llamada desde Brasil.

- ¿Qué está pasando acá? - preguntó con una sonrisa divertida al ver a sus hijos riendo juntos. - ¿De qué están hablando?.

- Nada importante, papá - dijo Nicolás rápidamente para desviar el tema.

La conversación continuó fluyendo entre anécdotas familiares y risas. La calidez del hogar se sentía aún más fuerte a través de la pantalla; era como si estuvieran todos juntos en la misma habitación.

Finalmente, Lisa les recordó que era hora de dormir.

- Recuerden descansar para mañana - les dijo con cariño. - Estamos muy orgullosos de ustedes.

- Gracias, mamá. Te queremos mucho -  dijeron juntos antes de despedirse.

Cesia apagó la computadora y se sintió llena de gratitud por tener una familia tan unida, incluso a miles de kilómetros de distancia. Miró a Nicolás y sonrió: - Fue un gran día.

- Sí, lo fue - respondió él mientras se levantaba del sofá.

Cessia asintió mientras se dirigían a sus habitaciones. Aunque había incertidumbres sobre lo que le esperaba en el colegio y sobre Franco, sabía que tenía a su hermano apoyándola y una familia lista para acompañarla en cada paso del camino. Se metió en la cama sintiéndose optimista; estaba lista para lo que vendría.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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QUE VIENE Y QUE VA; Franco MastantuonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora