Enero

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Hacía calor, demasiado calor, aún así me encontraba en el escenario

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Hacía calor, demasiado calor, aún así me encontraba en el escenario.

Los músculos de mis piernas dolían, intentaba no pensar en que cada movimiento generaba un dolor casi insoportable, mientras escuchaba la música que salía de mi celular intentaba no errar ningún giro. Mis pies dolían y mi cuerpo estaba bañado en sudor.

Había ensayado todo el día, aún así necesitaba perfeccionar la coreografía, era de noche y el lugar estaba solitario, no había ni un alma ocupando aquellas butacas rojas que ya había visto llenas alguna vez. Estaba a punto de terminar, era mi última pirueta, pero entonces algo interrumpió por completo mi atmósfera tranquila. Fue un acorde que no era nada parecido a la música clásica que salía de mi celular, además de que provenía de los parlantes del lugar. Paré al instante de bailar, miré a mi alrededor y no pude visualizar nada al primer instante, hasta que entonces ví que alguien sentado en una de las primeras filas, estaba tan centrada en la coreografía, en la perfección de cada giro, que no me había percatado que estaba compartiendo el espacio con alguien más.

Había un chico castaño sentado allí, movía sus dedos sobre las cuerdas de la guitarra de forma totalmente despreocupada, parecía ajeno a que yo estuviera allí. Los cables de su amplificador se enredaban en el suelo, me adelanté hacía al borde del escenario, aquel chico desencajaba totalmente con la estética del lugar, me pareció extraña su presencia. La melodía ruidosa seguía saliendo de los parlantes, aunque no estaba demasiado alta era molesta su interrupción.

—¿Qué haces? —mi voz tuvo que salir de una forma elevada para que el desconocido pudiese escucharme por sobre de la música.

Bajé del escenario para acercarme más a él, quería decirle que se vaya de allí. Necesitaba terminar de practicar para ir a casa al fin. El chico levantó la cabeza y me miró haciendo una mueca de sorpresa, no entendía por qué, claramente ya me había visto.

—¿Esto? —crucé los brazos y respiré hondo luego de esa pregunta, terminé por asentir esperando que aquello terminase rápido —, tengo un concierto mañana. Estoy probando el sonido.

—Acá se hace danza, no es un club de rock.

—Ya veo, pero sin embargo estamos acá los dos.

Dejó de tocar, me sonrió de forma estúpida. Si creía que la forma de que yo me fuese era intentar conquistarme, estaba muy equivocado.

—Soy Nico por cierto. ¿Y tú?, ¿la Reina del Ballet?

Fruncí el ceño, quise decirle que no estaba para chistes, que estaba cansada, que tenía los pies llenos de ampollas y que tenía demasiado calor aunque el aire acondicionado estuviera encendido.

—Me llamo Lirio.

—¿Lirio? —asentí —, tus padres son originales.

Le sonreí de forma sarcástica, sabía que mi nombre no era común y no necesitaba que un guitarrista de cuarta me hiciera comentarios graciositos al respecto.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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