—¿Qué? Nayeon, respóndeme. — digo frustrada, no entiendo lo que me está diciendo.
—Creo que necesitamos un tiempo... No me gustan tus pensamientos. — Lo dice con una calma desconcertante, pero sus palabras son como puñaladas.
—Lo único que necesitamos es hablar, podemos solucionarlo. — Le ruego desesperada — Puedo cambiar mis pensamientos.
Nayeon suspira, su rostro inmutable, casi frío.
—No, Jeongyeon, tú nunca vas a cambiar, siempre lo dices, pero nunca lo demuestras.
—¿De qué hablas? Siempre me he puesto de acuerdo contigo. ¡Por favor! — Le suplico, desesperada de verdad, sintiendo que la pierdo con cada segundo que pasa.
Nayeon alza la voz por primera vez, mostrándome una frustración que nunca había visto en ella antes.
—¡Siempre cambias! ¡Ella te cambia! Siempre pones a Jihyo antes que a mí, ¡siempre!
El silencio cae como una losa. Las palabras de Nayeon me golpean duro, porque sé que tiene razón, pero no puedo aceptarlo. Trato de mantener la compostura.
—Te prometo que ahora no será así. Si te molesta Jihyo, me alejaré de ella, ¡haré lo que tú quieras! Por favor, no me dejes. — Le ruego con la voz rota. No sé qué haría sin ella.
—Jeongyeon... Yo te amo, pero—
—Pero nada, yo también te amo. Nos gustamos, nos entendemos. — Intento acercarme, tomarle la mano. — Por favor, ven, podemos hablarlo calmadamente.
Nayeon da un paso atrás, alejándose de mí. Su mirada está llena de dolor, pero también de determinación.
—No lo entiendes, Jeongyeon. No es solo que me moleste Jihyo... es lo que ella te hace. — Su voz tiembla, pero sigue hablando — Desde que ella está en tu vida, te has vuelto alguien diferente. No eres tú. Y no puedo seguir así.
Mis manos tiemblan al escucharla, mis pensamientos van a mil por hora. Nayeon tiene miedo, lo sé, pero no entiende... no comprende lo que significa Jihyo para mí. Me aferro a la idea de que puedo arreglarlo, que puedo salvar esto.
—Por favor, dame una oportunidad más. — Mi voz suena más débil de lo que quería.
Ella me observa por lo que parece una eternidad, evaluándome, luchando consigo misma. Su mirada se ablanda, pero sus palabras aún cargan un peso abrumador.
—Está bien, pero que sea rápido, Jeongyeon. No puedo seguir con esto por mucho más tiempo.
Respiro aliviada, aunque el nudo en mi estómago sigue apretando. Sé que Nayeon está al borde de rendirse conmigo, y me aterra la idea de que podría perderla. Decido que esta vez realmente la escucharé, aunque cada palabra sobre Jihyo me duela.
—Vamos adentro. — Le digo con suavidad, señalando la puerta del departamento.
Entramos en silencio, el ambiente es tenso, casi asfixiante. Cada paso se siente más pesado que el anterior, y cuando cerramos la puerta detrás de nosotras, el mundo parece haberse reducido a este pequeño espacio.
—Dime qué piensas, qué es lo que te molesta exactamente. — Le pido, tratando de encontrar una solución, cualquier cosa que pueda hacer para mantenerla a mi lado.
Nayeon se sienta en el sofá, sus manos entrelazadas. No me mira, y eso me duele más de lo que esperaba.
—Es como si Jihyo siempre estuviera presente, incluso cuando no está. — Confiesa finalmente. — La forma en que hablas de ella, cómo siempre estás dispuesta a ayudarla, a perdonarle cualquier cosa. No soy ciega, Jeongyeon. Veo cómo te afecta.
—No es así... — Empiezo a decir, pero Nayeon me corta.
—Es exactamente así. — Me interrumpe. — Y no te das cuenta de cuánto te controla. Desde que ella volvió a tu vida, cada vez que intentamos avanzar en nuestra relación, ella aparece. Como si fuera una sombra que nunca te deja en paz.
La escucho, pero no quiero admitir que tiene razón. Jihyo ha sido mi amiga desde siempre. Siempre la he admirado, incluso cuando cometió errores. Pero nunca pensé que afectaba tanto mi relación con Nayeon.
—Puedo dejar de hablar con ella, si eso es lo que necesitas. — Ofrezco, desesperada.
Nayeon me mira, sus ojos llenos de tristeza. Niega lentamente.
—No es tan simple. — Murmura. — No puedes simplemente apagar lo que sientes por ella. Y no es solo lo que pasa entre ustedes. Es lo que ella es capaz de hacer. Tú sabes lo que hizo, lo que le hizo a esa niña, y aun así la defiendes. No es solo amistad, Jeongyeon. Hay algo más, algo que te mantiene atada a ella.
Sus palabras me calan hondo. Pienso en todo lo que Jihyo me ha confesado, en los momentos en los que me sentí atrapada entre la lealtad y la culpa. Sé que Nayeon tiene razón, pero no puedo abandonarla. No después de todo lo que hemos pasado.
—Jihyo necesita ayuda. — Respondo, casi como una excusa. — No es tan mala como crees.
Nayeon me mira como si no pudiera creer lo que acabo de decir.
—¿Y qué hay de ti? — Pregunta en voz baja. — ¿Cuándo te darás cuenta de que tú también necesitas ayuda, Jeongyeon?
Su pregunta queda flotando en el aire, sin respuesta. La tensión entre nosotras es palpable, y sé que este momento podría ser decisivo para nuestra relación.
Nayeon se levanta del sofá cuando suena su teléfono. Se aparta para atender la llamada, y yo me quedo observando la puerta, sintiéndome atrapada en este remolino de emociones que me ahoga. Escucho fragmentos de su conversación, pero mi mente está en otro lugar. Estoy perdida, tratando de entender cómo llegamos a este punto.
—Es del trabajo. — Me dice después de unos minutos, colgando el teléfono con un suspiro. — Tengo que viajar para una gala, quieren que diseñe un atuendo especial. No puedo rechazarlo, es una gran oportunidad.
Intento mantener la compostura, aunque todo dentro de mí está a punto de colapsar. Quiero que se quede, que me ayude a resolver esto, pero sé que no puedo detenerla.
—Está bien, lo entiendo. — Murmuro, esforzándome por sonreír.
Nayeon se acerca y me da un beso suave en los labios, un gesto que debería reconfortarme, pero que en este momento solo me deja con una sensación de vacío.
—Nos veremos cuando vuelva. — Dice con una pequeña sonrisa, aunque sus ojos aún reflejan la incertidumbre que flota entre nosotras.
—Cuídate. — Le respondo mientras ella recoge su bolso y sale por la puerta.
El sonido de la puerta cerrándose me deja en silencio. Me desplomo en el sofá, con la mente hecha un caos. ¿Cómo llegamos hasta aquí? Cada palabra de Nayeon sigue rebotando en mi cabeza, su frustración, su dolor. Estoy tan atrapada en mis pensamientos que pierdo la noción del tiempo, hasta que el sonido de alguien tocando la puerta me sobresalta.
Abro, y frente a mí está una chica sonriente, con un aire familiar, pero no consigo ubicarla de inmediato.
—¡Hola! — Me saluda con entusiasmo. — ¡Cuánto tiempo sin verte!
La miro, aturdida. Mi mente aún está tratando de procesar todo lo que pasó con Nayeon, así que su presencia me toma completamente por sorpresa.
—Disculpa... ¿te conozco? — Pregunto, sintiéndome terriblemente avergonzada. En ese momento, me doy cuenta de lo que he olvidado, Jihyo me dijo que vendría una antigua compañera... ¡¿Cómo pude olvidarlo?!
Ella se ríe suavemente, como si mi confusión fuera divertida.
—Sí, soy Momo, Hirai Momo. Fuimos compañeras hace años. Jihyo me dijo que podía quedarme aquí, ¿lo recuerdas?
La culpa me golpea de inmediato. ¿Cómo pude olvidarlo? Intento poner en orden mis pensamientos, pero mi mente está tan agotada que todo se siente borroso.
—Oh... Momo, claro. — Balbuceo, tratando de disimular mi olvido. — Sí, entra, no hay problema.
Momo entra con una sonrisa, y cierro la puerta.
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Only She
RomanceDespués de una acalorada discusión entre la pareja, Jeongyeon y Nayeon. Una amiga antigua, Momo, viene de visita, o eso es lo que cree Jeongyeon. Por otro lado, Nayeon no le agrada para nada Momo, después de esa noche, le disgusto pensar que ella se...