Episodio 1

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Australia. Abril 21, 2015

Me quedan dos años para terminar la universidad. A veces parece mucho, a veces, poco.

Estoy justo en ese punto donde ya no soy nuevo en esto, pero tampoco estoy tan cerca de la meta como para relajarme.

Es extraño, porque aunque sé que todavía tengo tiempo, la realidad es que esa idea del "futuro" empieza a pesar más con cada semestre que pasa.

-Tierra llamando a Jungkook

La voz burlesca de mi padre me sacó de mis pensamientos.

-¿Pasa algo, papá? -Dije soltando el lapicero que llevaba en mano. Parpadeé un par de veces, a lo que él respondió con una carcajada. Y yo, aún confundido, le devolví la sonrisa.

¿Ignorarlo? No era la primera vez que lo hacía. Me odiaba por hacerlo tan frecuentemente, tanto que sí me preguntan, creo que la única razón por la que ese señor no me ha dejado en un orfanato durante ya 19 años, es porque soy su único hijo, o tal vez porque ya es muy tarde.

-Perdón, yo.. ahh ¿hace cuánto estuviste llamándome? -dije avergonzado mientras deslizaba mis manos sobre mi nuca.

-Fueron cinco veces, Jungkook. Es que no lo entiendo, ¿qué te abruma tanto? Desde hace un par de semanas volviste a esa rutina -

-Hoy, a las 14:00 horas, la maestra asignó un debate con los estudiantes de traslado. No lo entenderías

-¿Lo dices en serio? Vamos cielo, ¿siquiera hay tarea que hayas reprobado? Eres el mejor de tu clase, esto será pan comido para tí -dijo papá con una sonrisa, lo hacía lucir tan fácil.

-Eso es precisamente el problema, papá -respondí, soltando un suspiro-. Todos esperan que siempre lo haga perfecto. Soy "el mejor", como tú dices, y no puedo permitirme fallar, ni siquiera una vez.

Mi padre arqueó una ceja y se acercó, cruzando los brazos sobre el pecho.

-¿Y desde cuándo ser bueno en lo que haces es un problema? -preguntó-. Eres brillante, Jungkook. Lo has sido desde siempre. Lo que te está pesando es esa idea de que tienes que ser perfecto todo el tiempo, pero la perfección no existe. A veces, lo único que tienes que hacer es ser tú mismo.

Había tantas expectativas sobre mí: mis compañeros, mis profesores, incluso mis propios estándares. Ser el mejor significaba que cualquier pequeño error parecía una tragedia.

-Mira, hijo -continuó, esta vez con un tono más suave-, entiendo que te exiges demasiado, pero eres joven. Esto del debate no te va a vencer. Si hay algo que sé, es que cuando entras a ese salón, eres imparable.

Una parte de mí sabía que él tenía razón. Había trabajado duro, había estudiado cada tema del debate a fondo. Tal vez el verdadero obstáculo no estaba en los otros estudiantes, sino en la presión que yo mismo me estaba imponiendo.

-Está bien -dije, soltando un suspiro.

-Ese es mi hijo -soltó en un susurro, dándome una palmada en la espalda antes de salir del cuarto-. Te irá genial.

Jeon Jo-Hyuk, ese era mi padre. No importaba cuán ocupado estuviera, siempre encontraba tiempo para mí. Nunca me había exigido que fuera el mejor, pero esperaba que diera lo mejor de mí mismo, y eso era suficiente. Su filosofía era que el éxito venía de la pasión y el esfuerzo, no de la presión. Tenía una sabiduría sencilla pero profunda, que parecía entender lo que necesitaba en cada momento, ya fuera un consejo, una palabra de aliento o simplemente un espacio para pensar.

Sin embargo, las cosas no estaban fáciles últimamente. La economía había golpeado a nuestra familia con fuerza. Papá había perdido horas de trabajo, y aunque siempre trataba de mantener la calma y el buen humor, a veces podía ver la preocupación asomándose en su rostro. Yo, por mi parte, sentía que debía esforzarme aún más en mi vida universitaria para ayudar a aliviar esa carga financiera, para demostrar que mi esfuerzo valía la pena.

Tormento | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora