Alejandro Arango estaba dormitando en su habitación sucia y desordenada. Si no hubiera sido porque giro levemente su cabeza y miró el reloj, probablemente estaría en serios problemas. Eran las 5:45.
-Mierda...
Salió disparado hacia el baño. Se lavó la cara, se vistió apurado y tomo el desayuno que consistía en galletas saladas y yogurt. Miraba todo el lugar con un gesto de asco, pero aún así era su hogar. Él no tenía amigos, y mucho menos alguna novia. La compañía de la soledad no le agradaba.
Alejandro salió para ir a trabajar. Gracias a ese dinero podía comer algo, y vivir en una casa medianamente cómoda. Salió y camino hasta la siguiente cuadra para ir a su trabajo. Entro y escucho el gruñido de su jefe.
-Llegas cinco minutos tarde. Te descontaré de tu salario, no puedes estar llegando a la hora que quieras.
Quiso responder con otro gruñido y un insulto, pero sabía que eso era lo que lo sacaba de sus casillas.
-Está bien - Fue lo único que salió de sus secos labios.
Se dirigió a su oficina y mordisqueo la rosquilla que se guardaba en una bolsa. Encendió la computadora y observo. Era suerte que no había ninguna novedad hoy. Solamente se dedicó a ver videos en YouTube. Envidió a las personas que se podían dar ese tipo de lujos que mostraban. De repente entro un chico de pelo castaño.
-Una pregunta, ¿Cómo se donde esta mi oficina?
-Emm... eso pregúntale al jefe. Aunque creí haber oído que ya no había mas lugar para nuevos trabajadores.
El chico lo miró con una cara indescifrable. Alejandro por alguna razón se puso nervioso. Debe ser por que fue el único ser humano al que le dirigió más de dos palabras.
-¿Entonces voy y le digo? - El chico rompió el silencio
-Si, pero ten cuidado, tiene un humor de perro.
El chico soltó una risita.
-Soy Ernesto Escalante
-Soy Alejandro. Alejandro Arango
-Nos vemos - Se alejo, dejando a Alejandro de nuevo con su soledad
Lo vio irse. Tuvo que contener las ganas gritar de felicidad, ¿De verdad había hecho reír a alguien? Era raro para alguien como él.
Pasaron sus horas de jornada y se dirigió de nuevo a su casa. Todavía pensaba en Ernesto, se hecho en su cama vieja y durmió profundamente, con una expresión feliz en su rostro.
Huía de algo que no se atrevía a mirar. Le parecía desconocido, aterrador. Se miro a si mismo y se observo desnudo, y aunque no había mas gente a su alrededor, se sintió observado e inseguro. Miró hacia atrás y vio de lo que huía; una ola gigante de un color rojo sangre. Al verlo aceleró el movimiento de sus pies, ahora en serio estaba asustado. Después de correr un rato, tropezó con algo aparentemente invisible y cayó de cara. La nariz le dolía y estaba sangrando. Trato de moverse y no pudo. Trato de gritar, trato de hacer lo que sea; sin éxito. Cuando los ojos se le estaban humedeciendo, sintió que lo estaban cargando un grupo de personas con máscaras. Las máscaras estaban basadas en un perturbador Ernesto. Las personas lo llevaron hasta un abismo y lo soltaron. Las tripas se le revolvieron, la caída parecía que nunca terminaría. El suelo se estaba acercando a una velocidad vertiginosa. Cayó y se hizo mierda contra el piso...
Se despertó sobresaltado. Agarro su reloj digital con sus manos sudorosas, se había despertado de madrugada. No quería volver a dormir, se fue a la cocina y se preparó un café instantáneo y se puso a ver algo en su viejo televisor. De rato en rato cabeceaba, el café barato no le hacía mucho efecto. Para despertarse un poco salió a caminar por ahí, creía que nadie estaría despierto a las 4. Paseo por la avenida sin ningún rumbo en concreto, observaba las siluetas que creaban los postes, y las casas grandes y bonitas. Fijo su mirada en un chico que caminaba por ahí, pensaba que no habría nadie. Se oculto detrás de una casa y lo vio pasar, estaba mirando al cielo con un gesto melancólico. Decidió huir de ese lugar, se caminó sigilosamente, pero el sonido de sus zapatillas de imitación golpeando la acera lo delataron. El chico volteo.
-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
Rápidamente se ubicó detrás de un poste, deseó que este fuera lo suficientemente ancho. El chico se acerco.
-Oye, yo no muerdo.
Se estaba acercando mucho, hasta que sonó un pitido del celular de aquel tipo. Se estaba alejando. Alejandro caminó hacia su casa, estaba aliviado, no le gustaba mucho socializar. Pisó una rama, una estúpida ramita que hizo un encantador sonidito crujiente. El chico volteó.
-Así que tu eras el acosador
-No, y-yo...
-¿Tu también sales a caminar en la madrugada?
-S-si
-Es algo reconfortante, fuera de el ajetreo diario ¿Verdad?
Alejandro asintió con la cabeza
-Soy David Díaz
-Yo soy Alejandro
Definitivamente era su día de suerte. Talvez podría darle una oportunidad a socializar, y hacer amigos. ¿Quién sabe? Hasta talvez podría tener novia... o novio.
-Bonito nombre, Alejandro.
-Gracias - Se sonrojó levemente pero trató de ocultarlo
-Me tengo que ir, ¡adiós! - Se despidió y sonrió
Alejandro se despidió con la mano y se quedo ahí un rato, hasta que volvió a su casa.

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Amores de perdición
عشوائيMe voy a armar toda una telenovela aquí. Esta idea se me ocurrió y bueno, aquí la subo a Wattpad. Obvio que es +18, y esta inspirada en mis amigos y amigas y los shipeos que le hacen. No será el nombre original, obvio.