Anabel

Instituto Salvación

A la mañana temprano fue a desayunar y el ambiente era diferente; su padre leía el diario sin prestarle atención. Su madre, en cambio, se altero mucho con su presencia.

― Te prepare un buen desayuno. ― Le dijo con una mezcla de amabilidad y miedo.

Anabel se quedo de pie intentando descifrar la mal actuada sonrisa de su madre.

― Tenemos que hablar de algo importante, Ani. ― Continuo con el falso tono cariñoso.

En ese momento su padre se levanto aun sin saludarla y dejo el salón.

― ¿Qué pasa? ― Contesto Anabel algo alterada.

― Tu padre y yo sabemos que tenes algunos problemas en el colegio. Lo estuvimos hablando y creemos que lo mejor sería que busquemos otras alternativas. ¿no?

― ¡Mama! No te entiendo.

― Encontramos un lugar perfecto, se llama Instituto Salvación. Puede ser un buen lugar para que empieces de nuevo, conozcas otra gente...

―¿Y eliza? Esto es muy rápido.

― Ya decidimos por vos, anda a hacer las valijas porque salimos esta tarde. ― Dijo su padre que se había quedado escuchando en el marco de la puerta.

Anabel quedo sola, otra vez, no pudo desayunar. ¿Y si volvían a rechazarla? No estaba segura de poder tolerar algo como eso.

Sin embargo algo de todo esto era cierto. Su vida ya era una mierda, solo le quedaba intentarlo.

Podría haber encontrado una salida y tenía que aprovecharla.

Cuando termino con los bolsos le mando un mensaje a Eliza y fue corriendo a su casa. Cuando llego, su amiga la esperaba sentada en la vereda, con la mirada que tiene la gente cuando pierde algo realmente importante. Alejarse de un amigo es una de las torturas mas dolorosas para el alma, ahora lo sabían. 

Eliza no entendía como sus padres habían tomado una decisión tan drástica. Lloraron un largo rato abrazadas y prometió ir a visitarla pronto.

El viaje duro cerca de una hora. El lugar estaba en el medio de un bosque, cruzando la gran ciudad. Era enorme. Se entraba y se salía a través de un único sendero sin asfaltar.