CAPITULO 1.- VAINILLA

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- ¡Tienes que ayudarme!

- ¡Ya te dije que no! Estoy harto de que vengas a esta casa cada vez que tienes problemas, no seré tu cómplice esta vez, necesito que te vayas antes de que venga la policía.
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Era 04 de Julio, verano del 2016. Theo no había asistido a clases puesto que tuvo que recoger a su pequeña gata Vainilla del veterinario. Abrió la puerta del oscuro y pequeño departamento  de tan solo 3 ambientes lentamente verificando que todo estuviera en orden.

Acarició fraternalmente a su gata y la dejó caer suavemente sobre el sofá para que pueda recibir la calidez de los delicados rayos de sol que lograban colarse por la ventana de la pequeña y acogedora sala, lo cual, a ella pareció encantarle puesto que se acurrucó gustosa con la panza para arriba entre los dos delgados cojines.

Pensó que quizás su gata merecía algún mimo pues había pasado un día entero en el veterinario sin su compañía, así que agarro el dinero necesario para comprar sus chuches favoritas en la farmacia veterinaria que quedaba a tan solo 4 cuadras a la derecha de su casa, creyó que no tardaría mucho así que dejó la puerta ajustada sin seguro. El alto pelinegro salió corriendo por las calles de aquel reducido barrio californiano, esperando conseguirlo, pero al llegar encontró una hoja pegada a la gran puerta metálica que cerraba en la cual, para su infortunio y el de su gata decía; "Lo sentimos, estamos cerrados por mantenimiento del local, estaremos disponibles en 48 horas, Gracias por su comprensión".

El joven de rostro cansado y ojos avellana bufó mientras ponía una de sus manos en su cintura y con la otra acomodaba su cabello hacia atrás tratando de pensar en donde podría conseguir lo que buscaba.

-Si voy al supermercado tendría que tomar el autobús, pero no podría tomarlo mañana para ir al instituto, igual y podría caminar. De cualquier forma tengo que regresar.

Después de pensar un rato más se decidió por volver a casa. Empezó a correr camino a su hogar para cerrar la puerta como es debido y tomar algo de dinero para el autobús por si se cansaba de caminar.

Al llegar tomó la cerradura de su puerta, sin embargo se vió en la necesidad de soltarla impremeditadamente con algo de asco y sorpresa pues sintió un líquido frio humedecer su mano. Al ver el color de lo que había palpado por accidente, sintió que la sangre se le helaba apresuradamente. Alarmado y temeroso de confirmar sus sospechas acercó su mano temblorosa a su nariz dispuesto a olfatear aquella sustancia. Pudo percibir un olor similar al del hierro lo que hizo que sus ojos se abrieran tanto que pareciera que en cualquier momento saldrían de sus cuencas.

- ¿Pero qué mierda?... –Se encontraba mirando su mano fijamente sin saber exactamente qué hacer. Buscó a su alrededor encontrando una rama algo gruesa de su jardín, lo suficientemente fuerte para lastimar a alguien. Estiró la manga de su camiseta lo más que pudo para cubrir su mano y con algo de miedo volvió a tomar la cerradura de la puerta.

Con las pupilas temblorosas y el corazón latiéndole como si fuese a mil por minuto sostuvo la madera con mucha fuerza, tomó un profundo respiro y entro deprisa al departamento encontrándose con la imagen más decepcionante que pudo ver en las últimas semanas.

- ¿Qué haces aquí? –Aun sin soltar la madera lo miró con enojo y nervios esperando una respuesta que no fuese a decepcionarlo aún más.

Al entrar pudo ver a su padre a quien no había visto en más de un mes revisando su bolso, más bien, intentando hurtar su poco dinero.

- Theo... Hijo mío – Intento abrazarlo, pero este interpuso la rama para que no pudiera acercarse más. Observó con detenimiento su ropa notando que su camisa vieja estaba manchada de un rojo que le heló por completo.

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⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

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