Único capítulo

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Prólogo

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Prólogo

  Las bodas eran un circo, y ella noestaba dispuesta a ser parte del espectáculo.

  Odiaba ese tipo de eventos con una intensidad que le erizaba la piel. Las sonrisas forzadas, las falsedades claramente visibles en cada comentario, la multitud toda apretujada en el salón... todo le provocaba un malestar profundo, casi visceral. Le incomodaba el aire denso y cargado de perfume, las risas vacías que resonaban a su alrededor. Tanta gente en un solo lugar le producía náuseas, como si el mero hecho de estar entre ellos la asfixiara. Pero había decidido asistir, aunque sin ocultar su desprecio por la ocasión.

  El salón de la boda irradiaba una elegancia serena y sofisticada. Las flores, en tonos suaves, adornaban cada rincón, se extendían hasta lo alto, donde un majestuoso candelabro colgaba del techo. Este coloso, también adornado con una cascada de flores, desprendía un brillo tenue, creando un juego de luces que acentuaba la calidez del lugar.

  No podía compartir la dicha ajena, ni pretendía hacerlo.

  Bok-Su pisó con sus finos zapatos negros la alfombra blanca e impecable de la entrada. Ignorando el código de vestimenta con descaro, se había vestido de manera completamente opuesta a la temática angelical del evento. Su gabardina de vinilo negro permanencia atada a su cintura con un cinturón rojo mientras brillaba bajo la tenue luz del candelabro. Debajo de esta yacía un traje negro, con una camisa y una corbata. Lo único normal de su atuendo, aunque ahora mismo los invitados no pudieran verlo. En cuanto a los guantes rojos que cubrían sus manos, eran tan llamativos como perturbadores. Y su pelo, negro hasta los hombros, estaba atado en una cola de caballo desordenada

  Sentía los ojos sobre ella, como si el salón completo la estuviera desnudando con juicios silenciosos, pero se mantenía recta, inmutable. No había venido para encajar ni para celebrar. Era consciente de que no pertenecía a ese entorno de luz y sonrisas y ni siquiera se había molestado en seguir las reglas de aquel evento. No. Su presencia allí tenía otro propósito. Y mientras fingía prestar atención a los detalles del lugar, en su mente ya estaba todo trazado.

  En la entrada yacía un pequeño cartel decorado con flores de tonos delicados, siguiendo la temática del salón. “¡Bienvenido a nuestra boda! Myeong-Hoon Dan y Da-Jeong Choi”, decía el cartel en letras doradas con una caligrafía fina y elegante.

  Da-Jeong, la novia y su vieja “amiga” de la universidad de medicina, no fue difícil de distinguir entre la pequeña multitud que la rodeaba. Aunque la novia se encontraba totalmente inmersa en una conversación con su familia, Bok-Su la reconoció al instante.

  Su mirada fría se detuvo en el vestido de novia: una pieza elegante, de un color crema casi blanco, que rozaba el suelo, y un gran lazo atado a la parte posterior. No era ni demasiado simple ni ostentoso, con una ligera silueta inflada, pero ceñido al cuerpo en los lugares adecuados. Los guantes a juego, sin dedos, ligeramente más allá de los codos y el tul que caía hacia atrás, decorado con una delicada flor, añadía un toque de suavidad al peinado corto y perfectamente recogido en un moño de Da-Jeong, cuyo cabello negro azabache brillaba bajo la luz. A los ojos de los demás, era el retrato de la felicidad y la perfección en un día que debería ser el más importante de su vida.

Good Luck, Babe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora