14. La aliada de la justicia revelada, la popular Yukino Yukinoshita.

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El Medio Oriente, reducido a escombros, estaba cubierto por el olor a humo que no se había disipado en mucho tiempo.

Bajo la terrible devastación de la guerra, se podían ver los restos de varios edificios por todas partes. Los ojos de los refugiados estaban vacíos y apáticos, y un perro flaco y enfermo yacía en el suelo, creando una atmósfera sofocante y opresiva.

Una mujer con un pañuelo blanco en la cabeza y vestida de rojo miraba en silencio.

Como si estuviera describiendo una imagen fija en su mente, una voz ronca se escuchó.

"Sé que es hipócrita valorar a los demás más que a uno mismo."

La cámara se movió lentamente, mostrando a esta viajera en un campamento de refugiados.

Sentada alrededor de una tienda blanca, su hermoso rostro mostraba una sonrisa triste. Los niños sucios sonreían inocentemente, rodeándola mientras disfrutaban de la comida que ella sacaba de su pesado bolso de viaje.

La atmósfera era opresiva pero llena de esperanza, como flores que florecen antes del amanecer.

El pañuelo blanco cubría su cabello, ocultando la complejidad de sus emociones.

"Aun así... aun así..."

La cámara se acercó lentamente, enfocando su rostro. Bajo su cabello blanco y desgastado, sus ojos ardían con una sinceridad y determinación como llamas, llenos de humanidad y brillando con la luz de ideales hermosos.

Desear la felicidad de los demás debería ser algo hermoso."

La escena cambia, como si regresara a un tiempo pasado.

Ese rostro se vuelve más joven, con una mirada decidida, de pie al borde de un cementerio de espadas, con sangre corriendo por sus mejillas y gotas de sudor cayendo.

Aunque estaba herida por todas partes, no perdía esa determinación obstinada.

¡Con el corazón lleno de justicia, no temía los obstáculos que tenía por delante!

La mujer frente a ella apretaba los dientes con furia, sin entender cómo alguien podía ser tan tonto.

Entre los recuerdos de la chica, el sueño que le llegó bajo la luna llena hacía arder su inquebrantable fe.

"¡Boom—!"

Dos enormes espadas cayeron como un castigo divino, levantando un viento aterrador.

El cabello de la chica se erizó, y en sus manos aparecieron dos antiguas armas, que con un sonido metálico desviaron las espadas gigantes que intentaban atravesarla.

De inmediato, su mirada se llenó de determinación, y con dos espadas en mano, se lanzó al ataque, gritando con una voz ronca, liberando sus ideales.

"¡Este sueño no es un error!"

Incontables espadas volaron hacia la chica, como si quisieran desgarrar el espacio mismo.

El aire temblaba, el cielo se rasgaba, y las espadas negras y blancas desviaban todas las amenazas. En medio de un estruendo ensordecedor, la tierra se abrió en profundas grietas, levantando grandes nubes de tierra.

En la niebla, la chica se movía como un halcón desbocado, sus piernas avanzando a una velocidad increíble, superando todo.

El rostro frío de la mujer de cabello blanco mostró una leve emoción, como si no pudiera aceptarlo.

Pero sin importar qué, con el ataque de la chica, las dos se acercaban cada vez más.

Veinte metros...

Yo creo la Guerra del Santo Grial, ¡sorprendiendo al mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora