𝑺𝒐𝒚 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝑬́𝒍 | 𝑲𝒚𝒍𝒊𝒂

Capitulo 16

Flashback, Kylie y Malia en la adolescencia, relatado por Kylie:

El aroma a pizza recién hecha se extendía por la casa de Malia,  un aroma familiar y reconfortante que me traía recuerdos de innumerables tardes compartidas con mi mejor amiga.  Estábamos sentadas en el salón,  rodeadas de libros y apuntes,  estudiando para los exámenes finales de la escuela.

Malia estaba concentrada en sus apuntes de matemáticas, con un  labio  ligeramente  protruído  y  sus  rulos  revoloteando  alrededor de  su  rostro.  Siempre  me  había  encantado  su  pelo rizado,  tan  único  y  suave como  una  nube.

Yo  intentaba  concentrarme en mis  apuntes de  historia, pero  mi  mente  vagaba  constantemente  hacia  Malia.  Siempre  me  había  sentido  cómoda  a  su  lado,  pero  últimamente,  esa  comodidad  había  comenzado  a  transformarse  en  algo  más,  algo  que  no  sabía  cómo  identificar.

-Kylie,  ¿estás  escuchando?-  preguntó  Malia,  con  una  sonrisa  que  me  robó  el  aliento.

-Sí,  solo  que  estoy  un  poco  cansada-  mentí,  sintiendo  mis  mejillas  ardorosas.

-No  te  preocupes- dijo  Malia,  con  una  mirada  compasiva. -Yo  tampoco  estoy  muy  inspirada  con  la  historia.  Es  tan  aburrida-

Para  aliviar  la  tensión  y  hacerla  reír,  se  me  ocurrió  una  broma  tonta:  -Tal  vez  deberíamos  dejar  de  estudiar  y  ir  a  comer  helado.  ¿Qué  te  parece?-

Malia  se  echó  a  reír, ella sabía que teníamos que estudiar y yo siempre que podía evitaba hacerlo. Una  risa  contagiosa de Malia  que  me  hizo  olvidar  de  mis  preocupaciones.  Me  encontré  mirándola  con  admiración,  hipnotizada  por  su  sonrisa.  Era  como  si  nunca  la  hubiera  visto  tan  hermosa.

En  ese  momento,  un  impulso  irresistible  me  invadió.  Tenía  un  deseo  ardiente  de  besar  a  Malia,  de  sentir  sus  labios  contra  los  míos.  Pero  la  timidez  y  el  miedo  me  paralizaron.

-Malia,  perdón-  dije  en  un  susurro,  sintiendo  un  rubor  abrasador  en  mis  mejillas.  -Creo  que  tengo  que  ir  al  baño-

Me  levanté  de  la  silla  de  un  salto  y  corrí  hacia  el  baño.  Mi  corazón  latía  con  fuerza  en  mi  pecho,  como  si  quisiera  escapar  de  él.

¿Por  qué  había  querido  besar  a  Malia?  ¿Qué  era  ese  sentimiento  que  me  invadió  de  repente?  ¿Era  simplemente  atracción,  o  era  algo  más  profundo?

Las  preguntas  danzaban  en  mi  mente  mientras  me  miraba  al  espejo,  tratando  de  ordenar  mis  pensamientos.  Nunca  antes  había  sido  tan  confusa.

Y  lo  que  más  me  atormentaba  era  que  Malia  era  mi  mejor  amiga.  ¿Cómo  podría  arriesgar  nuestra  amistad?

A  pesar  de  mis  dudas,  sentía  que  algo  estaba  cambiando  en  mi  corazón,  un  cambio  que  no  podía  ignorar ... y que me llenaba de miedo y emoción a partes iguales.

Salí del baño con la cabeza llena de pensamientos confusos.  Malia seguía sentada en el mismo lugar, concentrada en sus libros.  Traté de recuperar mi compostura y actuar con naturalidad, aunque mi cuerpo aún temblaba por la intensidad de lo que había sentido.

-¿Estás bien, Kylie?-preguntó Malia al notar mi expresión nerviosa.

-Sí, solo… creo que me he tomado demasiado café- respondí, buscando una explicación convincente. -Tengo que ir a casa, ya es tarde y mañana tengo mucho que hacer.  ¿Te ayudo con la cena mañana?-

Malia asintió con una sonrisa,  sin notar la turbulencia interna que estaba experimentando.

Al salir de la casa de Malia,  no podía dejar de pensar en su risa,  en la forma en que sus ojos brillaban al reír,  en la suavidad de sus labios.  No era solo la atracción física,  era como si la energía de su risa me envolviera por completo,  y me hiciera sentir algo que nunca antes había experimentado.

Esa noche,  no pude conciliar el sueño.  Las  imágenes  de  Malia  danzaban  en  mi  mente,  y  la  sensación de  esa  irresistible  atracción  se  intensificaba  con  cada  pensamiento.

En ese momento,  comprendí  que  la  amistad  que  tanto  valoraba  había  comenzado  a  transformarse  en  algo  más.  Pero  también  me  inundó  el miedo,  el miedo a perder a Malia,  a que  todo  se  arruinara.

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