CAP 2

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Miro el superdeportivo, sintiendo mis piernas temblorosas

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Miro el superdeportivo, sintiendo mis piernas temblorosas. El sol golpea sin piedad mi cabeza, haciendome sudar. Mi Alfa... No, Max Verstappen está inconsciente dentro de el. Finalmente ha venido a quitarme al cachorro. «Patricio... Elba, lo siento», pienso.

Me levantó lentamente. Ni siquiera tengo el valor de dejarlo aquí solo, pues el vínculo me pide a gritos ayudar y servirle a mi Alfa. Ya no tengo el cuerpo atlético de hace un año. Si ha venido con malas intenciones, no podre hacer nada al respecto. Durante el último año había intentado aceptar el hecho de que Max vendría a buscar al niño, pues había escuchado la noticia por parte de Fernando Alonso, que Lando, (el Omega por el cual me rechazo) habia perdido el cachorro que estaba esperando y que tenía muchas dificultades para quedar embarazado después del aborto espontáneo. Y qué, el padre de Max, Jos Verstappen, le había exigiendo un hijo para continuar su linaje, pero que era algo inútil de pedirle al Omega británico, pues Lando se había vuelto infértil y eventualmente se separó de Max.

Se que escondido del mundo entero no puedo darle a Patricio y  Elba la vida, ni los lujos que se merecen. Si Max realmente los encontraba y los llevaba con el a Países Bajos, seguramente tendrían una oportunidad para hacer grandes cosas y vivir tranquilos junto a sus primos. Victoria cuidaría de ellos. Así pues, asumí que Max algún día vendría a buscar a los cachorros para llevarlos ante su familia, como miembros de su clan. Si es que me encontraba. No esperaba, realmente no esperaba que Max me encontrara en Uruguay, incluso abandone México para que le fuera difícil saber de mi paradero.

Mientras me dirijo lentamente hacia el vehículo, me pongo a pensar que tal vez, Max llevaba un par de días en el país y por eso me sentía tan inquieto. Mi celo. Había estado en celo y no había podido formar pensamientos coherentes. ¿Max resultó herido? ¿O esta muriendo? Debería haberme dado media vuelta y haberlo dejado morir. Mostrar la misma indiferencia que el mostro hacía mi cuando me traicionó en Brasil, cuando me humilló y negó frente al mundo entero. Pero. «No pelearé con Max», había dicho una vez.

Y lo digo en serio. Si Max realmente ha venido a por él niño, no voy a luchar, no tengo energías para hacerlo. Camino hasta la puerta del piloto... Gimo suavemente y, para mí consternación, siento que mis ojos se llenan de lágrimas. Es Max. Max esta inconsciente y herido. Su cabeza esta apoyada contra la bolsa de aire y el único movimiento proviene de su respiración. Inhaló suavemente. Max lleva puesta su típica camisa de Red Bull y sus pantalones ajustados. Su frente tenia un poco de sangre brotando de sus sienes y debajo de todo eso, huele como un Alfa sin pareja, un Alfa que conozco, amo y extraño.

Tiene sus teléfonos guardados en los bolsillos y nada más, ni equipaje ni otras armas. Intentó recuperar la compostura y tentativamente extiendo una mano para tocarlo. Max no se mueve ni reacciona en absoluto. Su firma en el vínculo aún refleja enojo y dolor, pero no muestra signos de darse cuenta de que está conmigo. Dejo mi mano derecha en el hombro de Max, tocando la rica tela de la camisa. Con mi mano izquierda le quito los teléfonos.

MY REASONS | CHESTAPPEN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora