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↬ [ Sinopsis ] : Cuando la tensión aumenta y nada parece funcionar, decides lanzar un último cebo para que San, tu compañero de cuarto, lo tome, para hacerle saber tus deseos. Esta vez, él realmente lo toma, correspondiendo con la misma pasión e intensidad. La noche de juegos se convierte en una noche salvaje de intenso placer: cabalgas con manos y bocas por todas partes, haciendo ronronear a este gatito.
Recuento de palabras: 1.6k
Género: No-idol u, Smut, Angst.
Pareja: ¡Compañero de cuarto! San x F.reader
ADVERTENCIAS: Puro contenido obsceno (18+), ambos son intercambiables, charla sucia, matices dominantes/sub, dominación femenina, lectura femenina sub, montar muslos, apodo (gatito), placer personal, juego con los pezones, mordeduras.
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Los miércoles siempre había mucha gente para jugar. Los teléfonos estaban en silencio, había bocadillos y bebidas en la mesa, la consola estaba enchufada y el juego estaba listo para comenzar. Tú, Yunho, San y Mingi se quedaron en su casa, apiñados en el sofá mientras tú te sentabas cómodamente en el regazo de San.
Tú y San siempre se habían sentido muy cómodos al tocarse físicamente, por lo que era normal que te sentaras en su regazo. Los besos en las mejillas, los abrazos en la espalda, los besos en la frente y sentarse en su regazo se habían convertido en hechos habituales en la casa.
Mientras sus ojos estaban pegados a la pantalla, sus dedos se movían rápidamente sobre el control. Todos vitoreaban con cada muerte, comían y bebían toda la noche, sin darse cuenta de que habían pasado cinco horas.
Ahora comenzaba el partido final, el 2v2 más intenso hasta el momento. San y tú estabais en un equipo, y Yunho y Mingi en el otro. La tensión llegó a su punto máximo cuando San agarró su mando, dispuesto a darlo todo una última vez. Pero su equipo no iba a ganar. No se lo permitirías.
¿Por qué? Porque San se había quejado toda la tarde, obstinadamente en contra de la idea de que tuvieras una cita a ciegas con un tipo cualquiera llamado Mingyu. "¿Y si resulta ser un asesino en serie?", había intentado convencerte. "No podemos dejar que maten al gatito residente tan pronto, ¿no?". Hizo un puchero, sonriendo con picardía mientras un destello de picardía brillaba en sus ojos. Ambos sabían que esas quejas eran infundadas y ridículas.
¿Gatito?, te burlaste. Si hay alguien que es un cobarde aquí, es él.
La verdadera razón era su deseo de tenerte solo para él, aunque dudaba demasiado en dar el primer paso. Y, digamos, compartían un deseo mutuo de tenerlo a él también, especialmente porque estas citas a ciegas estaban resultando decepcionantes. Entonces, decidiste darle un empujoncito descarado, un hueso al animal hambriento, curiosa por si mordía el anzuelo.
Si lo hiciera, la cita a ciegas se cancelaría.
Tu plan estaba listo y preparado para ser ejecutado mientras te movías en el regazo de San, pareciendo inocente, pero tus intenciones eran claras para ti.
