Después de una animada fiesta en la oficina, Hiroki e Itadori estaban a punto de irse a casa cuando su jefa, Tsunade, los llamó a su despacho. Con una sonrisa, les entregó un paquete envuelto cuidadosamente.
"Chicos, necesito que entreguen esto en Kyoto. Es un pedido urgente para un cliente muy importante," dijo Tsunade, con su habitual tono autoritario pero amable.
Hiroki e Itadori, aunque un poco cansados por la fiesta, aceptaron la tarea sin dudar. Sabían que Tsunade confiaba en ellos para misiones importantes, y no querían decepcionarla.
Subieron al coche de Hiroki y se pusieron en marcha. La carretera hacia Kyoto estaba tranquila, iluminada por las luces de la ciudad y el resplandor de la luna. Durante el viaje, conversaron sobre la fiesta y sus planes para el fin de semana.
"¿Qué crees que hay en el paquete?" preguntó Itadori, mirando el paquete con curiosidad.
"No lo sé, pero debe ser algo valioso si Tsunade nos pidió que lo entregáramos personalmente," respondió Hiroki, concentrado en la carretera.
Al llegar a Kyoto, siguieron las indicaciones hasta una pequeña tienda de antigüedades en un barrio histórico. El dueño de la tienda, un anciano amable, los recibió con una sonrisa.
"Gracias por traer esto tan rápido," dijo el anciano, tomando el paquete con cuidado. "Es una reliquia familiar que ha estado en nuestra familia por generaciones."
Hiroki e Itadori se sintieron aliviados al ver la gratitud en los ojos del anciano. Después de entregar el paquete, el dueño de la tienda les ofreció un té caliente y les contó historias sobre la historia de Kyoto y su tienda.
La noche terminó con Hiroki e Itadori regresando a casa, satisfechos por haber cumplido con su misión. La experiencia no solo fortaleció su amistad, sino que también les recordó la importancia de las pequeñas acciones y cómo pueden tener un gran impacto
Después de entregar el pedido en Kyoto, Hiroki e Itadori decidieron relajarse un poco antes de regresar. Encontraron un bar acogedor en una calle tranquila y decidieron entrar. El ambiente era cálido y acogedor, con luces tenues y música suave de fondo.
Se sentaron en la barra y pidieron unas bebidas. Mientras conversaban sobre la entrega y la historia del anciano, notaron a un hombre con una chaqueta negra sentado solo en una mesa cercana. El hombre parecía estar en sus treinta y tantos, con una expresión pensativa.
Intrigados, Hiroki e Itadori decidieron acercarse y entablar conversación. "Hola, ¿te importa si nos unimos?" preguntó Hiroki con una sonrisa amigable.
El hombre levantó la vista y les devolvió la sonrisa. "Claro, adelante," respondió.
"Me llamo Norihito."Este es el aspecto de norihito
"Encantado, Norihito. Yo soy Hiroki y él es Itadori," dijo Hiroki mientras se sentaban. "¿Qué te trae por aquí?"
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Hiroki y sus milf
Romancedespués de lo ocurrido Hiroki fue botado de su casa pero la vida le da otra oportunidad muy especial