Capítulo 2: El arte en la Oscuridad

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Lucía limpió sus manos manchadas de pintura, observando con una mezcla de satisfacción y cansancio su última creación. Había pasado horas trabajando en ese mural, plasmando en cada trazo la rabia, la esperanza y el anhelo que llevaba dentro. Para ella, pintar era una forma de sobrevivir a la realidad que la rodeaba. Su barrio estaba lleno de violencia y pobreza, pero su arte era un respiro, un espacio donde podía ser libre.

Desde niña había amado el arte, pero nunca había tenido los medios para formalizarlo. En cambio, había aprendido sola, pintando las paredes de su ciudad como una forma de protesta, de resistencia. Los colores eran su lenguaje, y cada mural que dejaba en las calles era un grito de lucha por aquellos que, como ella, no tenían voz.

Lucía vivía en un pequeño apartamento en uno de los edificios más deteriorados del barrio. Compartía el espacio con su hermana menor, Sofía, una adolescente con un corazón rebelde y una mente llena de sueños. Ambas se habían criado juntas después de que su madre muriera y su padre las abandonara. Lucía había tomado el papel de protectora desde entonces.

Aquella tarde, mientras terminaba de guardar sus pinceles, una figura llamó su atención desde el otro lado de la calle. Era una mujer, de porte elegante, que observaba su mural con una intensidad inquietante. Lucía no pudo evitar sentir curiosidad. En ese barrio, una mujer como aquella destacaba; era obvio que no pertenecía allí.

Valeria, aún parada frente al mural, sintió la mirada de Lucía sobre ella y levantó la vista. Sus ojos se encontraron, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. Valeria sintió una punzada en el estómago, algo que no había experimentado en mucho tiempo. Hubo un reconocimiento mutuo, aunque ninguna de las dos pudiera explicarlo en ese instante.

Lucía decidió acercarse, su curiosidad venciendo cualquier precaución.

—¿Te gusta? —preguntó, señalando el mural con una sonrisa tímida.

Valeria la miró por un momento, sorprendida por la franqueza de la pregunta. No estaba acostumbrada a que le hablasen de forma tan directa.

—Es hermoso —respondió Valeria con sinceridad, aunque sus palabras sonaron extrañas incluso para ella. No solía hablar de belleza ni de cosas que la conmovieran—. ¿Tú lo pintaste?

Lucía asintió con orgullo. Valeria, aún intrigada por la joven artista, no podía apartar los ojos de ella. Era algo en su energía, en su libertad, lo que la cautivaba. Lucía era todo lo que Valeria no era: libre, apasionada y auténtica.

En ese breve intercambio, ambas sintieron que sus mundos, tan diferentes, se habían tocado por primera vez.

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Aquí se inicia la relación entre Valeria y Lucía, con su primer encuentro estableciendo el tono para el desarrollo de la trama. A medida que avancen los capítulos, la conexión entre ambas crecerá, enfrentando obstáculos tanto internos como externos, marcados por sus orígenes y las dificultades que deberán sortear juntas.

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2024 ⏰

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