PRÓLOGO

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Vi a lo lejos correr a Dylan por la pelota mientras su padre Nicholas lo perseguía, salí por la puerta y caminé lento hacia ellos, el patio no era muy grande pero si lo suficiente cómodo para que mi hijo jugara, Nicholas atrapó entre sus brazos a Dylan y ambos reían, me miraron y caminaron hacia mi

—¿Ya se cansaron?— reí mientras Dylan me abrazaba

El tiene 12 años, es un niño muy listo y bien educado

—Un poco, papá es muy rápido y fuerte

Los tres reímos, Nicholas me abrazó por la cintura

—Tu también serás fuerte como tu padre

Dylan me sonrió, los tres entramos a la casa y caminamos hacia la cocina, Dylan buscaba platos para ponerlos en la mesa mientras yo terminaba de cocinar la cena y Nicholas lavaba algunos trastes

—Mamá

Gire a ver a Dylan

—¿Dime?

—¿Podrías contarme otra historia sobre que mi papá te salvo la vida?

Dylan se sentó en una silla que teníamos frente a la mesa en la cocina, Nicholas y yo lo miramos sonriendo, yo me acerqué a él

—Claro, tengo muchas historias que contar sobre qué tu padre me salvo la vida, te contaré mi favorita...

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