🍽️ APETITE 🍽️

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Mi vida siempre fue una rutina, un bucle que creé con el paso de mi demencia. Me mantenía tranquilo y alejado del peligro de la gente. Hasta que lo ví.

Aún sigo creyendo que fue amor a primera vista. Al menos de mi parte.
Él, creo que ni siquiera me vió.

Pero después lo hizo, y solo me vio a mi.

Desde ese día, seguí esperando a que cruzara la puerta del restaurant, fuera a la misma mesa de siempre y ordenara la misma ensalada.

Esperé por él durante varias semanas, hasta que por fin regresó.

Esa noche, lucía tan guapo con ese elegante traje, y la corbata bien atada.
Esos ojos rasgados y oscuros que lo hacian ver con un temple molesto, pero que en realidad emanaban tranquilidad pura.

Su cabello rubio bien peinado.
Sus zapatos siempre pulcros y brillantes.

Y esa sonrisa. Esa maldita y linda sonrisa.

Cruzamos un par de palabras, mientras hacía su orden, la misma de cada noche: ensalada César, pastel y una copa de vino.

Llegué a conocer su nombre, y conocí a que se dedicaba. Era abogado.

Supe también, que se había divorciado durante el periodo que no asistió a cenar, y la ensalada quedó en su espera, igual que yo.

Supe que logró tener una hija, me mostró una foto, y era igual de hermosa que él.

Me contó que su ex esposa estaba loca.

Y a mí aún no me conocía.

Y al fin, después de tantas cenas, logramos entablar una amistad.

Íbamos a bares.

Salíamos a beber los fines de semana. Conocimos varias personas.

Nos habíamos convertido en muy, muy buenos amigos.

Se volvió el abogado de mi restaurant.

Y yo me volví un poco por él.

Tenía cenas gratis todas las noches. A veces era un corte de carne a termino medio y vino tinto. Otras era solo un trozo de pastel.

Dejo de pedir aquella ensalada que tanto le gustaba, pues se dió cuenta que el sabor había cambiado.

Y mi plan tenía que cambiar.

—Pruebalo. Intenté cambiar la receta de la salsa por ti— le insistí con una sonrisa, bañando la carne sobre su plato

—Estoy seguro que sabe delicioso, huele muy bien, así debe ser el sabor también. Confío en tu cocina, amigo

Amigo. Esa estúpida palabra otra vez.

—Es especial, y la prepare exclusivamente para esta carne.

Sonreí de nuevo. Él lo creyó.

Tomo una porción con el tenedor, y cortó cuidadosamente con ese pequeño cuchillo.
El propio jugo de la carne salió de ella, la salsa se mezcló con el sabor.

Su gesto me hiso saber que le gustó, y también que no se había dado cuenta de que sabía igual a la ensalada.

—Espero que solo sirvas esta salsa en mi plato

—Tranquilo. Era en serio cuando dije que es especial para ti. Eres mi mejor amigo y el mejor cliente

Y de nuevo, amigo.

Esa noche acabó, pero sabía que vendrían más oportunidades, y entre más cantidad, más eficiente sería para mí.

Nuevamente, había pasado una semana en que no se presentó. Pero lo entendí, tenía un par de casos difíciles.

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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