● Cap 21 ●

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𝐒𝐄𝐈𝐉𝐀𝐊𝐔¹

▐くらやみ るす▐ 𝐊𝐮𝐫𝐚𝐲𝐚𝐦𝐢 𝐑𝐮𝐬𝐮▐ 𝕶𝖚𝖗𝖆𝖞𝖆𝖒𝖎 𝕽𝖚𝖘𝖚

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▐くらやみ るす
▐ 𝐊𝐮𝐫𝐚𝐲𝐚𝐦𝐢 𝐑𝐮𝐬𝐮
▐ 𝕶𝖚𝖗𝖆𝖞𝖆𝖒𝖎 𝕽𝖚𝖘𝖚

—¡Rusu! —la fuerte voz resonó por mi cabeza, otra vez esa voz... Fuerte, estricta, maliciosa—. ¡Así no! Tu fuego tiene que ser más potente, ¡más!

Más, más. Siempre era lo mismo.
La exigencia de más me consumía

Mi respiración era agitada, una lucha por cada aliento que entraba en mis pulmones. Estaba agotada, exhausta; sentía mis músculos contracturados y muy adoloridos.

Mi cuerpo aún podía aguantar, pero yo ya no.

—Levántate —me ordenó con severidad. Levanté mi mirada y me encontré con esos fríos ojos azules —El entrenamiento no ha terminado, ¡levántate, Kore!

—L-lo lamento, padre —tartamudeé, mi voz quebrada que apenas salió en susurros. Me levanté con dificultad y volví a ponerme en posición de defensa, pero sin poder evitarlo, nuevamente llovieron golpes en mi dirección.

La escena cambió repentinamente. Ahora estaba en el suelo, adolorida y rendida, con sangre brotando de mi nariz y boca, mis brazos y piernas tenían quemaduras difíciles de curar... Una vez más, me había dejado a la deriva, sin nadie que me extendiera la mano.

Sentí un roce familiar; alguien me olfateaba. Giré levemente para ver de quien se trataba y mi visión fue ocupada por tres cabezas caninas: mi pequeño perro.

—Cerbero¹... —susurré cansada—, tengo sueño.

El perro lloriqueó, era como si intentara pedirme que no cerrará los ojos, pero en serio estoy cansada, simplemente quiero dormir.

Ahora, en lugar del suelo frío de aquel infierno, me encontraba en una cama. ¿Acaso la tortura terminó?

Unos pasos resonaron como ecos de un pasado que creí haber enterrado. Miré hacia la puerta, aferrada a la esperanza de que no fuera él, pero una sombra se materializó, trayendo consigo el peso de recuerdos que creía olvidados. Su rostro, una mezcla de familiaridad y terror, emergió de lo más profundo de mi memoria.

—Buen día, Kore —dijo con una sonrisa que me erizó la piel.

No, no otra vez...

No quiero vivir esta tortura otra vez.

La desesperación se instaló en mi pecho. Su voz, envenenada por la burla, resonó en mis oídos—: Anoche nos divertimos mucho —se acercó, amenazante, haciendo mi cuerpo retroceder instintivamente.

—A-aléjate —mi voz fue un hilo de miedo y desesperación, un ligero susurro. El hombre se detuvo, pero sólo por un instante.

—¿Me tienes miedo?

¿𝐔𝐍 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐏𝐎𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄? | Trafalgar Law x 𝙁𝙀𝙈!ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora