18.EL RETRATO DE DORIAN GRAY

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Dorian Gray, un joven cuya belleza parecía no pertenecer a este mundo, se movía por la vida como un ser encantado, capaz de capturar la admiración de todos los que lo rodeaban. Basil Hallward, un pintor sensible, se sintió irresistiblemente atraído por la perfección de su rostro y su figura, tanto que decidió inmortalizarlo en un retrato. Pero lo que Basil no podía prever era que esa obra de arte no solo capturaría la belleza física de Dorian, sino también el oscuro destino que aguardaba en el fondo de su alma.

Cuando el retrato fue finalmente terminado, Dorian se encontró a sí mismo contemplando su propia imagen con una mezcla de fascinación y terror. Allí estaba, reflejado en la pintura, el joven perfecto que era en ese momento, lleno de juventud y vida. Pero una sombra cruzó su mente: un día, esa perfección desaparecería. Él, como todo ser humano, envejecería. Su piel se marchitaría, su cuerpo se desgastaría. Sin embargo, el retrato, esa obra congelada en el tiempo, conservaría para siempre la belleza que él perdería.

Bajo el influjo de las palabras de Lord Henry, quien le había hablado sobre la fugacidad de la juventud y el poder del placer, Dorian, desesperado, lanzó una súplica al universo: que el retrato cargara con los estragos del tiempo, mientras él permanecía inmutable, joven para siempre. El retrato, desde ese instante, dejó de ser un simple cuadro. Se convirtió en un oscuro espejo, un receptáculo no solo de la vejez que él evitaría, sino también de la corrupción de su alma.

La narración de esta historia es como un sendero que serpentea por un jardín encantado, cuyas flores, de colores intensos y perfumes envolventes, te atraen con una mezcla de belleza y peligro. A medida que avanzas en el relato, sientes la tentación de sucumbir a los deseos que evoca, de explorar esos rincones ocultos que preferirías no ver. La novela es una profunda reflexión sobre la vida, la belleza, la juventud y el ineludible paso del tiempo, todo envuelto en una prosa que seduce y atrapa.

Dorian deseaba ser joven para siempre. Quería que su belleza, esa que lo convertía en el centro de atención, nunca se desvaneciera. Fue esa obsesión, ese deseo por mantener intacto su encanto, lo que lo llevó a abrazar el hedonismo, el placer por el placer, sin importar las consecuencias. Pero, ¿acaso vale la pena permanecer joven eternamente? ¿Hasta qué punto es deseable vivir solo para los placeres efímeros y los errores de la juventud, sin nunca pagar el precio de la experiencia?

Otro tema que Wilde presenta con maestría es el de las apariencias. En la sociedad, el atractivo de Dorian lo protegía de las sospechas y críticas, a pesar de que su vida estaba profundamente corrompida. La belleza exterior enmascaraba la putrefacción interna. La sociedad juzga a las personas de acuerdo con sus prejuicios, y no todos son juzgados con la misma vara. Un crimen cometido por un pobre no es lo mismo que uno cometido por un rico. Wilde desenmascara la hipocresía de una sociedad que se deja cegar por las apariencias.

El tema principal, el deseo de juventud eterna, me parece fascinante, aunque no comparto las motivaciones de Dorian. Su deseo es superficial, propio de una mentalidad joven que aún no comprende que la vida es más que placeres fugaces. Es una reflexión sobre lo efímero y lo frágil que es el tiempo, y lo peligrosa que puede ser la obsesión por controlarlo.

A pesar de algunos pasajes que encontré menos atractivos, como el capítulo en el que Dorian se distrae coleccionando objetos de arte y flores para olvidar su maldición, la obra sigue siendo una joya literaria. Wilde nos invita a sumergirnos en un mundo de belleza y decadencia, donde las palabras no solo cuentan una historia, sino que también construyen un paisaje sensorial.

Personalmente, me habría gustado que el hermano de Sybil Vane lograra vengarse de Dorian, pero parecía que hasta el destino mismo lo protegía, envolviéndolo en una red de misterio y maldad. Sin embargo, lo que más disfruté fue la reflexión filosófica que subyace en toda la obra: ¿vale la pena la vida sin juventud? Para Dorian, la juventud lo es todo. Y, en cierta medida, comprendo esa obsesión. La vida con juventud y salud parece ser lo más preciado que alguien puede poseer, los pilares de toda existencia plena. Pero, ¿es realmente así?

En un mundo lleno de misterios y en el que siempre hay algo nuevo por descubrir, quienes sentimos que el tiempo nunca es suficiente, que las horas del día se desvanecen antes de poder cumplir nuestros deseos, quizás veamos en la maldición de Dorian Gray una bendición disfrazada. Si ese pacto existiera, ¿no lo firmarías tú también?


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⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

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