Amor solían llamarlo.
Yo, particularmente, prefería darle tu nombre, porque tú eras la única que me hacías sentir aquel temblor en el pecho izquierdo.
Tú me dabas esa sensación de felicidad intermitente. Tú eras capaz de alegrarme el peor de mis días.
Contigo sentía que nuestras manos encajaban a la perfección, que éramos como dos piezas de puzzle que estaban destinados a ser unidas.
Al igual que no hace falta ser poeta para escribir poesía; no hacía falta ser un gran crítico del arte para saber que eras la mejor obra de arte jamás vista, que cualquier artista envidiaría a otro pintor al enterarse de que tú eres su musa.Podría tirarme toda la vida haciendo una lista de todas y cada una de las cosas que me gustan de ti, y creo que nunca terminaría.
Por ello, prefiero terminar diciendo que eres increíble, tanto por dentro como por fuera, y que cada uno de tus defectos y virtudes te hacen día a día más bonita.
Por todo eso y por mucho más te quiero, y no poco.
ESTÁS LEYENDO
Cartas en botella.
Teen Fiction«-¿Por qué sigues sonriendo como si fueses feliz cuando estás rota por dentro? -Porque es la única forma de hacerme creer que estoy bien».