Winter, atrapada entre los recuerdos de un matrimonio fallido y enfrentando un doloroso proceso de divorcio, se encuentra a si misma perdida en el caos que implica ser una adulta.
Sin embargo, después de una noche llena de incertidumbre, cuando se e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Minjeong caminaba por un parque, mientras los recuerdos llegaban a su memoria, aquellos que había construido con el paso del tiempo junto a su esposa.
Vago por unos minutos sin rumbo fijo hasta que, de repente, el sonido de su teléfono recibiendo una llamada la sacó de su mar de pensamientos en el que comenzaba a ahogarse.
- ¿Si, bueno? - Colocó su teléfono en su oreja derecha.
- Sra. Kim, los papeles ya están listos - Comunicó el hombre del otro lado de la llamada - Solamente falta su firma para que pueda divorciarse oficialmente - Dijo.
Kim soltó un suspiro al mismo tiempo que sus ojos vagaban por las personas que paseaban por el parque. Familias conviviendo, niños pequeños corriendo por aquí y por allá en los columpios, y unas cuantas parejas compartiendo momentos de calidad juntas. Winter desearía ser uno de ellos.
Tal vez una niña sin preocupaciones por la vida adulta.
Tal vez una madre de familia junto a su esposa y un par de niños.
Tal vez una pareja feliz junto a su esposa.
- ¿Sra. Kim? - Ante su falta de respuesta y el evidente silencio que se hizo presente el hombre volvió a hablar.
Se aclaró la garganta antes de hablar, ignorando el nudo que se formó ahí mismo - Está bien, estaré en su oficina en media hora, Sr. Lee. Muchas gracias - Tras la breve llamada, su abogado se despidió y colgó.
¿Conocen esa sensación de estar perdido en tu propia vida? Sin saber qué hacer o qué pensar. Después de todo, las decisiones que tomes pueden definir tu futuro. Esa sensación de estar en un completo limbo mientras los pensamientos negativos te llenan la mente y comienzas a imaginar como sería si solamente hubieras hecho esto o aquello, esa sensación de querer enmendar los errores, de querer volver el tiempo y empezar de nuevo.
Así se sentía Winter, perdida en el caos que implicaba la vida de una adulta de 30 años. En la tercer década de su vida, Minjeong se encontraba frente a una de las etapas más difíciles que el destino le había impuesto: su divorcio.
Y es que, cuando alguien se casa, lo último que espera es algún día firmar esos papeles que marquen la ruptura de lo que alguna vez tanto anhelaron junto a su pareja: el matrimonio. Nunca esperan firmar los documentos del divorcio, porque esperan pasar el resto de sus vidas juntos entre paz, armonía y amor.
Sin embargo, muchas veces, el destino parece jugar en contra de nuestros deseos propios y nos hace enfrentarnos a situaciones a las que, muchas veces, no estamos preparados.
Winter lo supo, supo que su matrimonio estaba destinado al fracaso después de 7 años juntas, lo supo cuando su esposa dejó de desearle un buen día o simplemente acompañarla a desayunar como siempre lo habían hecho. Lo supo cuando comenzó a concentrarse más en su trabajo que en solucionar las discusiones con su pareja, discusiones que se habían vuelto constantes en los últimos 2 años. Lo supo cuando, a veces, terminaban arreglando sus peleas con sexo. Lo supo cuando un día, encontró una marca de labial en la ropa de su esposa.
