El Otro Venus

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En la Tierra, las guerras fueron el pan de cada día entre las civilizaciones que la habitaban. No fue hasta hacía poco que, después de monumentales conflictos y catástrofes, lograron encontrar una paz relativa, estado que se prolongó debido al inicio de la conquista intergaláctica. Es bien sabido que los enemigos comunes son un fuerte pegamento para que grupos sociales totalmente diferentes se unan a favor de un beneficio. Así pasó en la Tierra.

En el año 5670 d.n.m. (del nuevo mundo), los terrícolas desarrollaron la tecnología suficiente para viajar entre galaxias con eficiencia y, sobre todo, rapidez. En sus viajes encontraron planetas sorprendentes, algunos de ellos habitados por criaturas salvajes y flora con enigmática biología. En la Tierra se usaban estos hallazgos como propaganda política y publicidad exagerada. Poco sabían los terrestres que se estaba poniendo precio a sus cabezas.

Tiempo después de los primeros viajes intergalácticos empezó la conquista. Grupos de terrícolas fueron mandados a colonizar planetas confirmados sin vida inteligente, ahí se encargaron de la extracción de recursos que desde hacía un tiempo se habían agotado en la Tierra. “Riqueza para todos”, decían los espectaculares sensacionalistas para que se votara a favor de viajes a galaxias más lejanas. La “fiebre espacial” cesó el día que el planeta T002-SVI, colonia terrícola, fue atacado por una civilización desconocida. Millones murieron y miles más fueron tomados rehenes. La Tierra estableció contacto con la amenaza, encontrándose con su mayor temor: vida inteligente.

La civilización enemiga fue denominada Supra-Urano, pues su planeta era frío y distante a su sol más próximo. Su tecnología era superior a la terrícola y su gente, denominados suprarianos, poseían características humanoides con habilidades superiores para controlar sus organismos; no poseían sistema simpático ni parasimpático. La Tierra hizo intentos de negociación con Supra-Urano, pero fue inútil, los suprarianos eran una raza de conquistadores; no muy diferentes a los terrícolas en ese aspecto. En su desesperación, los terrestres duplicaron sus viajes de exploración intergaláctica con la esperanza de encontrar una civilización amiga. Más colonias fueron tomadas por los suprarianos. La Tierra declaró la guerra contra su opresor y mandó ataques militarizados con tal de recuperar sus colonias, mas poco podían hacer contra el ejército suprariano, quienes poseían la habilidad de apagar sus sistemas nerviosos con tal de convertirse en bestias incansables; para cuando terminabas con uno ya había otros tres frente a ti. El fin parecía inevitable.

El año que marcaría un giro en los acontecimientos sería el 6011 d.n.m., cuando los terrícolas descubrieron “el otro Venus”. Ubicado a más de 100 galaxias de distancia, este planeta albergaba una particular forma de vida inteligente: mujeres. En el luego denominado Venus-Ultra (o Venus-II) habitaba una especie muy parecida a la humana, pero con características lo suficientemente diferentes como para tener su propia clasificación. Debido a que su planeta alcanzaba los 85°C, poseían grandes poros a lo largo de su piel que les ayudaban en el proceso de homeostasis, desarrollando así un sistema digestivo capaz de extraer solo los elementos necesarios y desechar cualquier tipo de carbohidrato con tal de mantener el organismo lo más frío posible, siendo también de sangre fría; su rasgo más distintivo era que podían controlar su sistema nervioso con tal de sentir o no a voluntad propia, cosa que utilizaban con más frecuencia para elevar los placeres sexuales. Las venusianas tenían una inteligencia promedio superior a la de los terrícolas, mas, al ser una civilización pacífica, carecían de malicia y ambición; los terrestres no tardaron en usar esto a su favor.

El representante de la Tierra en Venus-II, el humano Génova Stravvo, viajó hasta el lejano planeta para entablar diálogo con la vayor (gobernante de Venus-Ultra), Uv-Kora. Stravvo fue recibido con cordialidad por las venusianas, según dice en sus escritos: “era un idílico lugar con construcciones de formas alargadas y curvas que creaban un ambiente de ensueño. […] La fantasía hecha realidad”. El diplomático habló con la vayor por un largo rato acerca de la situación con los suprarianos.

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