XLIII

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-Los dioses no ven el futuro, pero cuando son dioses poderosos y sabios el destino los hace enterarse de cosas gracias a sus sueños. El subconsciente guarda secretos que el consciente no quiere aceptar aveces.

-Anónimo

[...]

Deje a la mujer en la corte y salí de allí como si mi vida dependiera de ello.

No puedo creerlo, no quiero aceptarlo. Tengo que aceptarlo.... ¡Joder!

Yo lo sabía, sabía que ese hombre era mi padre y no quería aceptarlo, una pequeña parte de mi no quería aceptar que ese hombre tenía algo que ver conmigo y mi familia.

Que mi linaje no venia de esa alta casa dr hadas oscuras que fue tan poderosa en sus años, hace miles de años atrás donde no eran dos o tres de esa familia. Eran casi veinte o más, eran muchísimos en esa familia y gracias a la guerra la mayoría fue muriendo y quedaron pocos.

Ahora resulta que soy la última de ese glorioso linaje.

Joder, no tengo palabras.

<Y uno aveces sintiéndose poca cosa en este asqueroso mundo> Y ahora resulta que no me podía pudrir en mi miseria pensando que era una hija bastarda de un rey viejo y estupido.

Al parecer ese viejo no fue tan estupido.

Gruñó por lo bajo y mis tacones se estrellan contra el mármol mientras me dirijo hacia la jodida base militar donde ya siento la presencia de Morrigan despertar.

Resulta que apenas salí corriendo como viento que lleva el diablo me agarro uno de los consejeros y tuve que acompañarlo a resolver un asunto que requería mi total atención. ¿Ahora resulta que se acaba de activar otra de las casas vampiros y exigen una audiencia? Se van a tener que esperar y meter su audiencia por el culo en estos momentos.

Se hará la audiencia cuando se me dé la gana y eso, estoy segura, no será en un futuro cercano. Ya tengo mucho en la cabeza para pensar siquiera en lo que me quieren decir las altas casas de vampiros viejos y decrépitos que lo ubico que hacen es molestar.

Se me hizo tarde, ya casi va a oscurecer y eso al parecer significa que esta base militar se va apagando poco a poco. Pero coño, hay gente en esta vaina que me miran demasiado.

Le paso al lado a unas mujeres que parecen ser del área de las oficinas o lo que sea que hagan esas mujeres y se me quedan observando con algo de temor, unas con duda y otras con resentimiento.

—Mírala como se viste, ¿Que se cree?

—Dicen que mato a uno de los hombres de la base.

Me late la cabeza de la rabia que estoy empezando a acumular por todos los problemas que tengo y de paso estas mujeres jodiendo.

—¿Le viste el color de ojos? Deben de ser lentes de contacto.

—Lentes de contacto te tendrás que poner tu para no usar esos lentes horribles, maldita fea— le suelto haciéndola saltar de la impresión cuando cree que no la había escuchado.

Ellas no saben que eres un ser sobrenatural.

Me importa un carajos si saben o no.

—Que grosera— susurra una de ellas y las ignoro completamente siguiendo mi camino al área del edificio que esta repleto de soldados hasta en las esquinas.

Uno de los hombres intenta acercarse hacia mi sabrá dios para que y le lanzo una mirada envenenada que lo hace detenerse y dejarme seguir mi camino. El y dos más, y agradezco que se mantengan alejados.

Corona Sangrienta #1 [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora