How Far Would You Go For Him? | Brocedes

Capítulo 2

Meses pasaron y Nico aprendió a vivir con el dolor de haber perdido a su esposa, sintiendo como Lewis fue la persona que le ayudó a salir de ese océano en el que se estaba ahogando sin importarle ahogarse con él.

Y hoy ambos se encontraban celebrando la boda de los ahora gerentes del Hotel Continental de Nueva York. Todo era normal hasta que cayó la noche y quizás sus planes de mantenerse cuerdos, y no ceder al alcohol se fueron muy a la mierda.

El alemán mantenía su mano reposada en el muslo del moreno mientras seguía tomando de su vodka con hielo y Hamilton se encontraba con su codo sobre la mesa apoyando su barbilla sobre su mano empuñada, viéndolo embelesado.

- Oye, Nico... ¿jamás te han dicho que el retiro te ha sentado de maravilla? -Preguntó mientras seguía mirándolo fijamente.

- No, ¿Por qué? - Respondió coqueto, con una sonrisa ladina.

- Estás más guapo, tus ojos están más azules, tus manos ya no tienen golpes -Dijo poniendo su mano encima de la del rubio-. Y espero que tu cuerpo tampoco.

Rosberg acercó su mano libre hasta el rostro del otro hombre, para tomar la parte de atrás de su nuca y empujarlo hacia si, no tanto como para que sus caras se tocaran pero lo suficiente como para sentir sus respiraciones.

- ¿Te gustaría confirmarlo? -Preguntó, subiendo su mirada para conectar sus azules con los chocolates.

El británico estaba lo suficientemente borracho para no estar en sus cinco sentidos, pero era lo suficientemente consciente de sus sentimientos por el ojiazul y cuando escuchó esa pregunta su mundo cayó encima de él, empezando a sentirse nervioso, no sabiendo si la estaba malinterpretándola.

"A little death"
The neighborhood

Nico al no recibir ninguna respuesta había decidido alejarse, probablemente su antiguo compañero ya no mantenía sentimientos hacia él, sin embargo cuando iba a alejar su mano de la nuca de Hamilton, este lo detuvo rápidamente besando sus labios, tomándolo por la mejillas, sin importarle si su amigo después de años, aún aceptaría su cercanía.

Se separaron antes de que el aire faltara y la intensidad del beso se intensificara, quedándose apoyados en sus frentes, viéndose fijamente con el sabor de whisky y vodka en sus bocas.

- No sabes lo que estás diciendo -rompió el silencio, recibiendo como respuesta un bufido de Rosberg.

- Desearías que no supiera lo que estoy diciendo -Hablo, agarrando la mano del moreno, levantándose de su asiento, jalando al contrario con él para después caminar hasta el mostrador.

- Daniel, una habitación -Pidió el alemán sacando una moneda de oro de su bolsillo, extendiéndosela al hombre.

Antes de que el hombre tomara la moneda y darle la tarjeta de acceso de la habitación, llegó Max tomado de la mano de su ahora marido, teniendo una tarjeta entre sus dedos índice y medio, se la entregó a Nico.

- La casa invita -El alemán enarcó una de sus cejas, agarrando dudoso la tarjeta-. Disfruten su noche -Sonrió, guiñándole el ojo.

Y se encaminaron hasta el elevador, marcando el número correspondiente de la suite presidencial, mientras esperaban su llegada el rubio decidió no hacer nada "raro" solamente dedicarse a ver al hombre que tenía tomado de la mano, poniéndolo más nervioso de lo que ya estaba, Hamilton podría jurar que su corazón bombeando sangre sin control alguno y resonando por toda la caja de metal.

Cuando escucharon el sonido del elevador llegar y las puertas abrirse, salieron de este, el pasillo a la única puerta que se encontraba enfrente de ellos podría ser el camino al infierno, al cielo o los dos al mismo tiempo, el futuro es incierto, pero Rosberg decidió arriesgarse caminando hasta la puerta, poniendo la tarjeta en el sensor, abriéndola rápidamente y cerrándola tras sus espaldas, quedando ambos adentro de una oscura habitación que solo era iluminada por las luces de los grandes edificios que entraba por los ventanales.