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10 de julio de 1995, La manifestación en apoyo a los derechos de las mujeres llenaba las calles cercanas a la biblioteca Waker. Frieda, con su cabello rosa y un cartel en la mano, gritaba consignas junto a sus compañeros activistas.

Frieda creció en una familia liberal y artística en Ámsterdam. Su madre era una pintora y su padre un músico. Desde pequeña, Frieda se sintió atraída por la música, la pintura y la literatura. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Ámsterdam, especializándose en pintura y escultura. Durante sus estudios, se involucró en movimientos feministas y de derechos LGBTQ+.

Después de la universidad, Frieda se convirtió en una activista a tiempo completo. Participó en manifestaciones, organizó eventos y creó arte para concienciar sobre temas sociales.

Trabajó como artista freelance, creando obras que reflejaban su visión del mundo. También impartió talleres de arte en escuelas y comunidades, enfrentó desafíos como la discriminación y el sexismo en el mundo del arte. Sin embargo, nunca se rindió y siguió luchando por sus derechos y los de los demás.

Frieda es una persona apasionada, creativa y determinada. Valora la libertad y la diversidad, y no tiene miedo de expresar sus opiniones.

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La euforia que sentía al soltar palabras tras palabras, haciendo notar su presencia entre los demás, le hacía temblar el cuerpo y sudar la frente. Estaba junto a su mejor amiga, Hanna, quien la miraba con una sonrisa de solidaridad y apoyo. Juntas, llevaban carteles que reclamaban justicia y igualdad para las mujeres. Sin embargo, hoy era solo otro día, similar a cualquier otra manifestación en la que habían participado.

Pero lo que Frieda no sabía era que en un par de minutos, su vida se cruzaría con la de un hombre que cambiaría su destino para siempre. Un encuentro que desencadenaría una tormenta de emociones, una danza de pasión y confusión. Su más bella perdición, un hombre que la haría cuestionar todo lo que creía saber sobre sí misma y sobre el amor.

En ese momento, mientras coreaba consignas junto a Hanna, Frieda sentía una sensación de libertad y propósito. Pronto, su universo se vería sacudido por la llegada de alguien que la haría sentirse vulnerable y expuesta. Alguien que, con su mirada reservada y su sonrisa discreta, parecía estar en desacuerdo con el mundo que Frieda defendía. Alguien que la haría descubrir que la línea entre el amor y la pérdida es tan delgada como la entre la razón y la locura.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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