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Alex

Me limpio la mano con la toalla y después hago lo mismo con la boca, la suelto de mi cintura y la dejo caer al suelo antes de ir a la cama y tumbarme con mi chica. Que bien suena eso, creía que jamás iba a pasar esto. Debo admitir que escuchar las palabras que le dijo a su amiga me dolieron, me había puesto en ridículo al salir al escenario ante personas expertas sin tener ni puta idea de baile, y escuchar que yo no era nadie para ella me dolió, sobre todo en el orgullo. Pero en el momento en el que admitió que estaba enamorada de mí, y fue ella quien me beso primero, ahí supe lo que se siente al ser feliz de nuevo; sentimiento que no había experimentado de forma tan real y profunda desde que se fue mi hermana.

Me tumbo de lado mirándola mientras se recupera del orgasmo, acaricio su mejilla con cariño y me mira sonriendo, su respiración parece ir mejor, así que me acerco a ella dándole un beso corto en los labios.

- Te dije que caerías en mis redes cisne – le digo riendo, repitiendo las palabras que le dije la primera vez que estuvimos juntos, en aquella gala benéfica.

- Ja ja, muy gracioso – me responde poniendo los ojos en blanco, acción que aprovecho para robarle otro beso – puede que yo haya caído en tus redes, pero tu estas atrapado entre las mías también

- No voy a negarlo – ahora es ella quien me atrae a su cuerpo besándome – pero recuerda que me debes una cita

- Creo que no vas a dejarme olvidar eso nunca – ambos nos reímos entre besos y niego con la cabeza.

- Jamás – susurro contra sus labios antes de profundizar el beso mientras me tumbo sobre su cuerpo.

No sé si lo hace por instinto o con intención, pero abre las piernas para que me pueda colocar mejor sobre ella y jadeo con deseo al sentir que mi polla roza con su entrepierna mojada y caliente. Ella se ríe contra mis labios y me acaricia la espalda con las uñas, muevo mis caderas contra ella provocando que ahora el gemido salga de su boca y choque contra mí.

- Ponte el condón antes de que no seamos capaces de parar, están guardados en la mesita de noche – me rio y dejo un beso en su frente, cojo el preservativo del cajón de la mesita y tras ponérmelo vuelvo a la posición en la que estaba antes para volver a besarla.

Una guerra de besos empieza entre ambos mientras nuestros cuerpos se mueven y provocan una fricción que poco a poco nos va calentando más y más. Nos separamos por falta de aire, sonriendo antes de volver a besarnos. Noto su mano bajar lentamente entre nuestros cuerpos y coge mi polla llevándola a su entrada, muerde mi labio inferior con deseo antes de ser ella misma la que se penetre y suelto un gemido contra sus labios al estar dentro de ella. Su calidez me invade mientras sus piernas rodean mi cintura, provocando que pueda entrar en ella con mayor profundidad.

Nuestros cuerpos empiezan a moverse al compás, los gemidos y los jadeos invaden la habitación por completo mientras el sudor por la lujuria nos empapa. Sus dedos en mi espalda aplican más presión cuando el placer aumenta, se aferra a mí con fuerza y yo entierro la cara en su cuello, llenándola de besos. La cojo de las caderas haciéndonos girar, quedando sentado con ella encima, abrazada a mi cuerpo mientras nos miramos con un deseo incontrolable.

Mis manos bajan a su culo para ayudarla a moverse sobre mí y siento que la lleno por completo, me besa con deseo mientras los gemidos por el placer se entremezclan, sus manos suben por mi espalda, arañándome con lujuria hasta llegar a mi pelo, se enredan entre los mechones dando leves estirones y eso me excita y me anima a moverlas más rápido.

Sus piernas empiezan a temblar, sé que está a punto de llegar y yo no estoy lejos tampoco, me mira y la beso con deseo dejándome caer sobre la cama, aun con ella pegada a mi cuerpo. Le levanto un poco las caderas y entonces soy yo quien se mueve, esta vez más rápido y fuerte contra ella. Los gemidos suenan más fuertes, representando el placer que ambos recibimos; jadeo contra su cuello y siento que me falta muy poco, la fricción existente donde nuestros cuerpos se unen se hace más placentera y no aguanto más, llego al orgasmo en cuestión de segundos; pero no me detengo, sigo moviéndome, llenándola de placer hasta que suelta un gemido aun mayor y siento que me empapa con su orgasmo.

- Joder... - jadea contra mi cuello mientras salgo de ella, pero no nos muevo, sino que nos quedamos en la misma posición mientras nos recuperamos, ella tumbada sobre mi cuerpo con las piernas abiertas a ambos lados de mi torso.

- Eso mismo digo yo, joder – me rio mientras recupero el aliento y acaricio su espalda con delicadeza, haciéndole leves cosquillas – no se si ha sido buena idea ducharse antes, porque ahora mismo creo que necesitamos otra.

- Créeme si te digo que ha sido buena idea, de no haberlo hecho no habríamos llegado a este punto – me dice riendo y apoyándose sobre mi pecho con sus manos mientras me mira – y ahora mismo estoy tan cansada que me es imposible moverme.

- Créeme tu a mi si te digo que hubiésemos llegado al mismo final sin la ducha – se le escapa una carcajada y beso sus labios con cariño antes de apartarle un mechón de la cara.

- ¿os quedáis todo el fin de semana? – me pregunta algo dudosa mientras coge las sábanas para taparnos y no enfriarnos.

- Pues claro, esa era la idea, y ahora que se cómo pueden ser nuestras noches o nuestros ratos libres, con más razón que me quedo – le digo riendo, llevando mis manos a su culo por dentro de las sábanas - ¿Por qué lo preguntas?

- Porque hasta mañana por la tarde no tengo que volver al teatro, me gustaría hablar con Abril, pero después podemos pasar toda la mañana juntos, y podemos visitar la ciudad, ¿Qué me dices? – sonrío ante su propuesta y la beso antes de que se baje de mi regazo para tumbarse a mi lado bostezando.

- Me parece una idea genial, pero creo que ahora deberíamos dormir, estas agotada – asiente y me besa antes de acomodarse en la cama, la abrazo y pronto su respiración se vuelve más pausada, dándome a entender que está completamente dormida.

Entre RedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora