SNOWMAN [Todoroki Shoto]

"16"

Antes (8)

En la profunda oscuridad había un incesante repiqueteo.

Tick Tack...

Tick Tack...

Tick Tack...

El sonido no parecía terminar.

Hasta que comenzó a volverse un murmullo intangible.

Y el murmullo se fue tornando un susurro.

- All Might — la voz de Yamashi resonó como un eco.

Toshinori Yagi abrió sus ojos ampliamente en el momento en que despertó con un sentimiento ominoso.

Un sonido diferente inunda sus oídos en el momento en que lo hizo y el color blanco del lugar le nubló la vista.

La máquina que contaba sus latidos resonaba por toda la blanquecina habitación.

Toshinori volvió a abrir los ojos con dificultad y temor.

Pronto comenzó a ser conciente de lo que sucedía a su alrededor.

Sintió los metros de vendas envueltos a su tórax y cabeza.

También los miles de cables conectados a sus venas y costados.

Y las heridas saturadas y dormidas por la anestesia.

Al mirar de reojo pudo ver sus pulsaciones y el suero que caía gota que gota queriéndolo poner a dormir nuevamente.

Su ceño se frunció ante la incomodidad y entumicion de sus extremidades.

Trató de erguirse aún con la molestia en su cabeza pero le fue casi imposible por todos los cables conectados a su cuerpo.

Fue entonces cuando el rostro una niña asustada de cabello plateado apareció en su campo de visión.

Cierto, Hiro.

Yagi actuó rápidamente, casi desesperado en cuanto ese nombre resonó en su cabeza.

Esa niña, esa pequeña que había salvado.

Tenía que encontrarla a como diera lugar.

De un tirón, arrancó los cables clavados a su muñeca haciendo que la sangre comenzara a gotear de esta hacia el suelo blanco, tiñendolo de carmín.

Las máquinas comenzaron a pitar ruidosamente, alertando al resto del personal médico.

Toshinori no tenía tiempo para prestar atención a eso, por lo que siguió en su misión de deshacerse de todo aquello que le molestara.

Pero antes siquiera de poder continuar, un grupo de hombres de bata blanca empezaron a sujetar su escuálido cuerpo.

- Por favor, calmese – le pidió el doctor cabeza que lo miraba directo a los ojos sujetando la mano que buscaba arrancar también los cables conectados a su abdomen.

- ¡Dejenme ir! — al contrario de las expectativas de todos, su tono y consideración no hicieron que All Might se calmara.

Sus ojos dorados parecían los de una bestia endurecida mientras buscaba liberarse.

Fue una suerte que el cuerpo de médicos estuviera compuesto de al menos cinco personas, y aún así, esa cantidad no parecía ser suficiente para retener al enfurecido hombre.

- ¡¿Dónde está Hiro?! ¡¿A dónde se la llevaron?! ¡Respóndanme! — vociferaba y se sacudía como animal enjaulado.

Los hombres intentaban retenerlo con todas sus fuerzas, pero sus esfuerzos casi parecían inútiles.