Capítulo 4 - Sexto frente a Séptimo

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Naruto se encontró en una situación bastante desafortunada en el Infierno.

Bueno, así es como él imaginaba que se vería el Infierno.

En esta zona, se conoce como la Escuela.

Para ser precisos, era la escuela secundaria.

¿Por qué lo veía como el Infierno? Sorprendentemente, no era porque los profesores se metieran con él como en la Academia Ninja de Konoha, ni porque los otros estudiantes lo condenaran al ostracismo por razones que él desconocía.

Había dos razones principales que explicaban su visión del centro educativo.

En primer lugar, ya sabía todo lo que le enseñaban en clase. Esto se debía o bien a los conocimientos adquiridos a través del Sabio de los Seis Senderos del anterior Hokage -te sorprendería saber cuántas matemáticas hay que emplear para calcular correctamente las matrices de sellado más complejas- o bien a los recuerdos que había absorbido a través de la Senda Humana de varias personas tras su llegada a este mundo. Uno de ellos era un antiguo profesor universitario. Además de eso, Naruto tuvo la idea de grabar todos sus libros de texto en su mente a través del Sharingan. Esto le hizo maldecir a los Uchiha, ya que explicaba por qué todos ellos eran supuestamente genios. El Sharingan se aseguraba de que nunca olvidaran lo que veían, lo que hacía que el rubio bigotudo se sintiera bastante aburrido en sus clases. No era uno de los mejores estudiantes, principalmente porque no podía concentrarse. Aunque no entendiera del todo lo que había memorizado, era una pérdida de tiempo asistir a cualquier clase que implicara sermones.

En segundo lugar, estaban las chicas, o mejor dicho, las fangirls. Al parecer, a pesar de sus rasgos asiáticos, la población estudiantil lo consideraba un Gajin, un extranjero, o al menos la mitad. Esto se debía probablemente a su pelo rubio como el sol y su piel bronceada, que le convertían en objeto de interés de muchas chicas. Resultaba irónico, dado que los extranjeros solían ser objeto de cierto ostracismo. Si a esto añadimos sus marcas de nacimiento en los bigotes, que le daban un aire exótico, tenía a docenas de chicas deseando ligar con él.

Ni que decir tiene que no era su aspecto lo que le causaba problemas con las mujeres. Después de todo, siempre había tenido el mismo aspecto en Konoha, y esto nunca le había pasado antes. Así que no creía que su propio carisma fuera el problema, simplemente estaba demasiado ciego para verlo. No, culpó a los Uchiha. Esto nunca le había sucedido antes de obtener los poderes oculares de Sasuke y Obito, así que eso los hacía responsables de sus dolores de cabeza. Claramente, el Sharingan era la razón por la que Sasuke y posiblemente todos los demás Uchiha habían sido maldecidos con fangirls.

Todo tenía sentido para Naruto. Kakashi también tenía bastantes seguidores, y no veía otra forma de que aquel vago pervertido fuera tan popular entre las mujeres aparte de esta maldición del Sharingan.

Dicho esto, no veía ninguna salida a corto plazo. A menos que estuviera dispuesto a empezar a usar el Henge a tiempo completo para evitar a los agentes de absentismo escolar, tendría que aguantarse las ganas durante tres años. Quién sabe, quizá hubiera algo en los conocimientos que obtuvo del Nidaime Hokage que consiguiera que su Kage Bunshin asistiera por él a las aburridas clases, algo que sus clones rebeldes se negaban en redondo a hacer, prefiriendo hacer novillos o incluso disiparse antes que soportar las clases.

Había algunas ventajas que hacían que las clases fueran, al menos, algo más llevaderas.

La primera ventaja era que sus profesores no podían ver a través de su genjutsu, lo que significaba que podía utilizar su Sharingan para persuadirles de que le ignorasen, así como a sus compañeros de clase más cercanos. De ese modo, nadie comentaría que estaba durmiendo la siesta en clase.

Naruto - Campione del ShinjuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora