· LET THE WORLD BURN ·

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— ¿Eres el más fuerte porque eres Satoru Gojo? ¿O eres Satoru Gojo porque eres el más fuerte? -

Otra vez esa frase.

— ¿A dónde quieres llegar? -

¿Por qué seguía sintiendo esa tristeza cada que le respondía a Suguru?

Mátame si quieres, pero asegurate que la mía sea la única vida que tomes.

Maldición, ¿Por qué lo dejaba ir?

Siempre las mismas pesadillas, las mismas circunstancias, las mismas respuestas.

Pero algo mucho peor: nunca encontraba la solución, y ya estaba cansado de eso.

Sabía que desde hace un tiempo Suguru no estaba bien, sabía que, aunque este le haya dicho todas aquellas excusas, sabía de solo darse cuenta que no estaba bien, estaba completamente consciente de que aquella misión del plasma estelar había roto la brújula moral de Suguru, ocasionando que este cayera en un espiral de pensamientos constantes de querer hacer algo que fuera contra todo lo moral que pudiera existir en el mundo de la hechicería.

Y maldición, como quería cumplir esa destrucción de su brújula moral propia.

Estaba cansado, harto, obstinado de ser tratado como un arma para el beneficio del mundo.

Todo era sobre ser el más fuerte. Sobre ser el causante de que se rompiera la balanza entre la humanidad y las maldiciones. Sobre ser uno de los pilares fundamentales del mundo. Sobre ser un arma y ser tratado como tal.

¿Y dónde demonios quedaba él? ¿Dónde quedaba el joven Satoru Gojo de 17 años? ¿Dónde quedaba aquel niño alejado de sus padres que ni siquiera pudo tener una infancia decente?

Vaya mierda, eso acabaría pronto con él.

O eso quería hacerles pensar a todo el mundo.

— Oye Suguru, ¿Has estado comiendo bien últimamente? - le preguntó luego de probar su técnica del infinito junto con la goma de borrar que le lanzó su amigo y el lápiz que le lanzó su compañera.

— Es el calor del verano, eso es todo - respondió cortante, su mal humor siendo evidente.

Que mentira de mierda.

— Oh, claro.

¿Acaso cree que soy estúpido?

— Debo irme, tengo una misión.

Y ahí estás otra vez, huyendo de mi.

— Ten cuidado, Suguru - se despidió, aunque internamente quería ir con él.

Siempre quería ir con él, estar a su lado, estar con él.

Pero de nuevo, ahí estaba él, huyendo como un gato asustado que corre de otro gato que solo quiere hacerle compañía, aunque ese gato no quería ser solo una compañía cualquiera, sino que quería ser esa compañía que siempre estaba en los momentos malos, en los momentos donde siempre necesitas un hombro para llorar, con quien reír cuando uno de los dos cuenta un chiste y es malísimo, pero aún así ríen porque están juntos.

Pero quizás eso no pasaría, o tal vez sí.

Pero no en ese momento.

Pero.

Pero.

Pero...

A la mierda todo.

— Suguru masacró a una aldea entera - le dijo el director Yaga - lo único que encontraron fue esto - le entregó el botón del uniforme del azabache - esa es tu misión.

LET THE WORLD BURN [Satosugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora