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                                |𝐀𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐮𝐧 𝐜𝐚𝐦𝐞𝐫𝐢𝐧𝐨|

Era un día brillante en el instituto PK. Como siempre, Teruhashi Kokomi se encontraba en el centro de atención, lista para una sesión de fotos organizada por la revista estudiantil. Vestida con un elegante atuendo que realzaba su belleza natural, su plan era sencillo: deslumbrar a todos, como siempre. Sin embargo, mientras ajustaba su cabello frente al espejo, sus ojos se desviaron hacia alguien que parecía completamente indiferente a su perfección: Saiki Kusuo.

Teruhashi sonrió para sí misma. Sabía que tenía la habilidad de hacer que cualquiera cayera a sus pies con solo una sonrisa, excepto, claro, por Saiki. Pero hoy... hoy sería diferente. 

—<<Hoy es el día en que haré que Saiki-kun me note de verdad>>.- pensó mientras se miraba al espejo.

La sesión fotográfica comenzó con normalidad. Teruhashi posaba impecablemente, asegurándose de que cada ángulo capturara su mejor perfil, mientras el equipo a su alrededor se movía rápidamente para ajustar luces y cámaras. Al fondo, Saiki movía algunos cables, completamente desconectado de lo que ocurría, o al menos eso parecía.

Cuando el fotógrafo pidió un descanso, Teruhashi aprovechó la oportunidad para retirarse al camerino y "retocarse". Sabía que necesitaba un plan para llamar la atención de Saiki, pero ¿qué podía hacer que lo sorprendiera? Mientras pensaba en su estrategia, algo ocurrió que la hizo sonreír: el camarógrafo le pidió a Saiki que llevara unos materiales al camerino. Era la oportunidad perfecta.

Cuando Saiki entró al camerino con los objetos que le habían pedido, Teruhashi decidió hacer su movimiento. —Saiki-kun, gracias por traer todo esto —dijo, con su tono más dulce y amigable.

Saiki, como siempre, se limitó a asentir con indiferencia, listo para salir tan rápido como había entrado. Sin embargo, antes de que pudiera cruzar la puerta, un sonido fuerte resonó detrás de él. El clic seco de la cerradura se hizo evidente.

—¿Eh? —Teruhashi se levantó de su asiento y fue a la puerta. Intentó abrirla, pero la manija no se movía. La puerta estaba cerrada. —¿Qué está pasando?

Saiki se acercó a la puerta con una mirada impasible y giró la manija con calma. Nada. Estaban atrapados.

—Parece que la puerta está bloqueada —dijo con su tono neutral, como si estar atrapado en un camerino no fuera más que una ligera molestia.

Teruhashi, por otro lado, estaba viviendo un torbellino de emociones. Estar atrapada con Saiki Kusuo en un espacio cerrado... ¡era prácticamente un sueño hecho realidad! Aunque por fuera intentaba mantener la compostura, por dentro su corazón latía con fuerza.

— <<Esta es mi oportunidad. Si estamos solos, quizá pueda finalmente romper esa barrera...>>

—¿Qué hacemos? —preguntó, fingiendo un poco de preocupación. —Estamos atrapados aquí...

—Esperar —respondió Saiki, volviendo a su indiferencia característica.

Teruhashi se mordió el labio. Sabía que Saiki nunca tomaba la iniciativa en nada que tuviera que ver con ella, así que si quería que algo sucediera, tendría que ser ella quien diera el primer paso. Pero ¿cómo? ¿Qué podría hacer para que Saiki finalmente viera lo perfecta que era para él?

El tiempo pasaba lentamente, y el silencio entre ellos se volvía más palpable. Teruhashi intentaba iniciar conversaciones triviales, pero cada intento era rechazado con las respuestas monosilábicas de Saiki, como si no quisiera estar ahí (y, por supuesto, no lo quería). Pero, contra todo pronóstico, Teruhashi no iba a rendirse.

—Saiki-kun, siempre te he admirado por cómo... manejas todo sin esforzarte mucho —dijo ella, tratando de sonar natural, mientras daba pequeños pasos hacia él. —Eres diferente a los demás chicos.

Saiki, por dentro, suspiró. Sabía a dónde iba todo esto. Usó su telepatía para escuchar sus pensamientos, y claro, Teruhashi estaba intentando otra de sus "estrategias". 

—¿Cuánto tiempo más durará esto? .-pensó, pero algo en la intensidad de las emociones de Teruhashi le hizo dudar por un segundo. Sus pensamientos eran más fuertes de lo habitual. Y aunque normalmente podía bloquear las emociones de los demás, esta vez sintió una conexión extraña, como si algo le impidiera desconectarse por completo.

—No entiendo por qué nunca... —Teruhashi bajó la voz—... por qué nunca me miras como los demás chicos lo hacen. —Ahora estaba justo frente a él, y su proximidad hizo que ambos sintieran un ligero aumento en la tensión.

Saiki intentó dar un paso hacia atrás, pero Teruhashi, más decidida que nunca, puso una mano en su brazo, deteniéndolo. En sus ojos brillaba una mezcla de inseguridad y esperanza que lo sorprendió. No era la Teruhashi que fingía ser perfecta todo el tiempo. Era real. Vulnerable.

—Quiero que me mires de verdad, Saiki-kun... —su voz temblaba un poco, y por primera vez, Saiki sintió una punzada extraña en su pecho. Su telepatía le mostraba que Teruhashi no estaba mintiendo. Lo que sentía, al menos en ese momento, era sincero.

Entonces, antes de que pudiera detenerla o bloquear sus pensamientos, Teruhashi se inclinó hacia él, acercando lentamente sus labios a los suyos. En ese instante, el tiempo pareció detenerse.

Saiki sabía que tenía que moverse, que debía apartarse, pero por alguna razón... no lo hizo. Algo lo mantenía congelado en el lugar, y cuando los labios de Teruhashi rozaron los suyos, sintió una conexión eléctrica que lo tomó completamente por sorpresa.

El beso fue suave, breve, pero suficiente para hacer que ambos quedaran en shock. Teruhashi se apartó ligeramente, con las mejillas enrojecidas, mientras miraba a Saiki, esperando una reacción. Pero en su mirada no había rechazo. No hubo el habitual desdén que siempre veía en él.

Por primera vez, Saiki Kusuo estaba desconcertado.

Sin embargo, antes de que pudieran procesar lo que acababa de ocurrir, la puerta del camerino se abrió de golpe. El conserje, tras escuchar el ruido y notar la puerta bloqueada, había venido a abrirla.

—¡Oh, lo siento! —dijo el hombre, claramente sin darse cuenta de la tensión en el aire. —Parece que la cerradura se atascó. ¡Qué suerte que me avisaron!

Teruhashi se apartó rápidamente de Saiki, intentando recomponerse mientras el conserje seguía hablando. Su corazón aún latía descontroladamente, y la sensación de los labios de Saiki seguía presente en su mente. No había sido el beso largo y apasionado que había soñado, pero había ocurrido. ¡Había besado a Saiki Kusuo!

Saiki, por su parte, salió del camerino con su expresión impasible, aunque su mente estaba llena de caos. 

—<<Esto no debería haber pasado>>.- pensaba.

 Pero en lo más profundo, algo dentro de él había cambiado. No podía ignorar lo que acababa de suceder, ni los sentimientos que había sentido, aunque fueran por un segundo.

Al salir del camerino, Teruhashi lo miró de reojo, con una mezcla de incertidumbre y esperanza en su rostro. Quizá, después de todo, Saiki había empezado a verla de una manera diferente.

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𝗗𝗿𝗮𝗯𝗯𝗹𝗲𝘀 𝗦𝗮𝗶𝘁𝗲𝗿𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora