-Aemond Targaryen había sido comprometido, con tal de tener una alianza y asegurar la descendencia, sin darse cuenta, ese privilegio se iría ante sus errores.
“Para Aegon, el matrimonio de su hermano menor no le importaba en lo absoluto, aunque le parecía irónico que se comprometiera sin siquiera tener un dragón"
Un día como todos, Aemond había sido llamado por su madre, la encontró en su habitación con Helaena quién como siempre se encontraba en un rincón viendo a sus bichos.
“Te casarás en unos días" dijo Alicent, volteo su atención a Aemond, dejando a Helaena sola en aquel rincón.
Aemond no dijo nada, estaba sorprendido, iba a preguntar por la persona cuando su madre le respondió antes de hacer la pregunta.
“No es con una niña pero necesitamos que te cases para pactar una alianza con su familia" solamente le dió algunas palmadas en el hombro a Aemond para después retirarse y dejar a su hijo procesar la noticia sólo.
Aemond se quedó parado justo en el lugar en el que su madre lo dejó, pensando de nuevo que a su madre, no le importaban sus hijos más que si estos les servían de algo aunque también tuvo algo de preocupación, sus propios sobrinos y su hermano se burlaban de él por no tener un dragón aún, se iba a casar y aún no tenía un dragón.
Esa noche pensó en como sería estar casado, su madre le había dicho que no era una niña, estaba por suponer que era una mujer ya adulta pero las expresiones de su madre en una cena donde Otto mencionó su matrimonio, se dió cuenta que no era una mujer.
Otto le dió la noticia que era un niño, según la tradición de aquella familia, mientras tu sangre fuera fértil, podía iniciarse un arreglo en el caso de ser los padres del mismo género.
Helaena conoció a un niño mientras paseaba por los jardines en busca de la pequeña mariposa que perdió, el niño fue amable, le ayudo a buscar a su mariposa, la acompaño a su habitación, leyó con ella, hasta que sus padres entraron para llevárselo.
"Señorita Helaena, una disculpa por entrar sin permiso, estaba buscando a mi hijo desde hace rato, lamento si le causó inconvenientes" dijo una voz suave y amable, Helaena se sorprendió por lo calmada de su voz.
“No es problema" Helaena no le gustó mucho despedirse, el niño se despidió con un abrazo y se fue con suponía era su mamá.
“Él es, el prometido de tu hermano, se llama Aruma" pronunció Alicent mientras entraba a la habitación de su única hija.
Helaena ya sabía su nombre antes que su madre se lo dijera, aún así se sorprendió ante la noticia, pensó que su madre sería más cuidadosa con Aemond y no lo casaría a temprana edad como a ella y a Aegon.
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Perdón por la falta de presupuesto.