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La comida llegó y ella agradeció que nadie notara que casi ni la había probado. Su tía le dirigía miradas a William con frecuencia pero no decía nada. Al despedirse, William fue quien la alcanzó hasta la casa.
-Mañana vengo a buscarte.-dijo rodeándola con sus brazos.- ¿Necesitas que te ayude en algo?-ella negó.- Acordate que venís por todo un año.
Ella subió a su habitación y comenzó a guardar sus cosas. Ruth la miraba en silencio desde la puerta. Al acercarse, ella la rodeó con sus brazos en silencio y luego le tendió un par de cosas para que la ayudara.
-¿Estás bien con esto?-preguntó y la joven asintió.- Te quiero.
-Yo también te quiero, tía.
Al terminar de guardar todo, se dio un baño y se acostó a dormir, pero no logró hacerlo. Todo había dado un giro de 180 grados.
Por la mañana bajó al oír la bocina y se despidió de su tía sin pronunciar palabra alguna para luego subir al auto.
-Cuidala.-pidió a su hijo.- De verdad, cuidala mucho. Ahora es probable que no diga nada durante unos días pero es normal. Quiero que la anotes en una escuela y la ayudes en lo que necesite. Anotala en música, lo necesita para vencer su timidez y, si insiste en trabajar, dejala.
-Mamá, va a estar bien.-dijo él, intentando tranquilizarla.
-Te lo pido por favor, William. Y tomá esto. Ahora sos su responsable legal. Cuidala.-él la abrazó a modo de despedida y guardó el papel en su bolsillo.- Ah, por último, es fan de ustedes, pero no va a decírtelo.
Él la miró sorprendido y luego sonrió para ir al auto y mirarla de reojo.
-Nos espera un largo vuelo donde espero que me hables de vos. Esto puede ser muy divertido.
Ella clavó su vista en la ventana y se dejó llevar por sus pensamientos a un mundo que amaba, un mundo donde solo era Elizabeth James y vivía con sus padres conformando una simple y feliz familia sin tener su nombre plasmado en una tutoría que la hacía sentir un objeto del cual se podía vender la tenencia.
William la miró y colocó su mano sobre la de ella mientras avanzaba por las calles. Se odiaba por no haber estado con ella antes, pero ahora lo estaba y no la dejaría ir. Recordaba cuan ansioso había estado cuando se suponía que ella vendría y ahora se preguntaba como es que jamás la había visto, le parecía imposible.
Ahora también se lamentaba por no haber cuestionado a su madre sobre ciertos temas.

¿Sueño o pesadilla?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora