𝐒𝐨𝐥𝐝𝐢𝐞𝐫 - ᴀᴏᴛ

PRÓLOGO

         LAS LLUVIAS ERAN algo frecuente estos días en el pintoresco pueblo de Nouth, pero el día de hoy era mucho peor a comparación de otros días, los vientos eran fuertes al igual que la lluvia, era tanto que lo único que se podía visualizar a lo lejos en la carretera era blanco, sin mencionar los truenos fuertes que resonaban en el cielo de vez en cuando.

Lo malo fue que la tormenta comenzó a las nueve de la mañana, tomando a todos desprevenidos y dejándolos atrapados ya sea en la escuela o su empleo hasta que la lluvia bajara de intensidad. Claro que eso es lo que harían las personas conscientes de que estar afuera era un riesgo, pero había cierto grupo de estudiantes que pese a la fuerte lluvia iban por las calles caminando.

– ¡Creo que no debimos salir de la escuela! – exclamó cierta morena – Es más, no debí hacerles caso desde un principio.

– Tranquila Maya, cuando lleguemos verás que habrá valido completamente la pena – le contestó el único varón del grupo

– Silencio chicos, creo que puedo ver el lugar desde aquí – la rubia de nombre Amelia levantó la mano en señal de que estaban cerca – Todo el camino que recorrimos en este momento valió completamente la pena

Ni siquiera cinco minutos después ya estaban frente a la puerta de cristal del gran establecimiento al que con gran esfuerzo habían estado deseando llegar, las puertas se abrieron automáticamente y el encargado se llevó un susto de muerte al ver cómo su tienda se abría en un día como este. Sin mencionar que los cinco chicos estaban vestidos para no mojarse con la lluvia con bolsas grandes negras de basura, era cierto que hubo dos que tuvieron la suerte de tener impermeable pero el resto se las ingeniaron con bolsas de plástico que se encontraron en su escuela.

Habían logrado llegar al Karaoke.

– ¡Jesús! – el hombre se llevó la mano al pecho antes agarrarse de la barra del mostraron – Chicos, ¿No han visto el clima afuera?

– Sí, de hecho al principio nos desanimó a venir pero después pensamos, no estamos hechos de azúcar así que debemos estar bien – habló la joven de cabello __________ antes de comenzar a quitarse todo aquello que le sirvió para no mojarse – Así que aquí estamos, en su tienda de karaoke para desestresarnos de un poco.

– ¿Por qué no compraron una sombrilla?, creo que hubiera sido mejor que las bolsas

– De hecho sí teníamos una pero se la llevó el viento – contestó una energética Maya – Se estaba llevando a nuestra amiga por la fuerza del viento así que se quedó atrás.

El vendedor ya no sabía si estaba hablando del paraguas o su amiga, desde el momento en que entraron se dió cuenta que era un grupo bastante peculiar.

– Lo lamento, pero la tienda no esta abierta en este momento por el mal tiempo – explicó el hombre mayor con esperanzas de que se fueran.

– Yo no ví ningún cartel que dijera cerrado – por primera vez en lo que en la situación habló Lucía – ¿Sabes cuánto camino recorrimos sólo para llegar hasta aquí?, pudimos haber entrado en cualquier otro establecimiento pero te escogimos a tí, porque eres nuestro karaoke favorito – las palabras salieron con tanta pasión como si estuviera convenciendo a todo un ejército de dar sus vidas por la gloria