Capitulo 2

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Dios santo... Me estoy dejando llevar. Siento mi corazon a mil por hora. Es adrenalina. Mis nudillos estan algo hinchados. ¡Bah! Eso se cura fácilmente. El siguiente...

— ¡NO SEAS NENA TOMATE, VEN A PELEAR TU!—Exclame lo mas fuerte que pude con "Valentia"—.

— ¡Pegale! ¡Mocosa, no sabes lo que haces! ¡Ohh! ¡Dale su merecido, Tommy!— Decian entre gritos todos los espectadores —.

Y se preguntan... ¿Donde esta la autoridad? Y yo les respondere y no me lo creeran.

Son parte del publico.

Esta escuela es un desorden, en cualquien secundaria estas peleas  no seria permitidas, deben creerme. No hay claces, o de vez en cuando  hay profesores. Pero se quedan enterrados en el mundo  del internet.

— ¿Tu me has llamado tomate?—El monstruo cabeza de maní interrumpio mis pensamientos —.

El era mucho mas alto que yo, como  4 cm mas alto que yo. Era alta, pero no tanto ha comparación de este. Era rubio y musculoso, y para aclarar, no era el capitan de fútbol, era el hijo del conserje.

— Si yo fui...

—No sabes la que te estas liando, pequeña—Me susurro al oido—.

— Deja en paz al chico, o te la verás conmigo, imbécil.

Se hecho a reir.

— Si quieres... —Se ha cerco a mi oido nuevamente—. Follamos en la bodega, solo deja que acabe con este.

¡¿QUE DEMONIOS?!

Le escupí en el oído y le solte un manotazo en el rostro. Aturdiendole. Tome la taza, que, milagrosamente no se habia roto.  Y se la estrelle en la cabeza, acto seguido cayó en el suelo con las manos en la nuca.

— ¡UAU!—El público exclamó —.

Mi corazón estaba agitado, le iba a dar una patada en las costillas ya que era mi oportunidad. Pero me tomo del pie y tiro de el. Dejandome caer sobre mi trasero. Eso le dio tiempo  para ponerse de pie, no se lo pensó dos veces para patearme en las costillas.

— ¡Agh!—Chille levemente, con dolor—.

— ¿Sigue siendo valiete? ¡La bastarda!—Rió como idiota—.

Me puse de pie con mi mano derecha tocando mis costillas. Aún me sentia fuerte, volví mi mirada donde se encontraba Max, creo que trataba de decirme algo. Me volvi hacia Tommy que me tomo de los hombro y me me empujó contra los casilleros. Tome la iniciativa de yo pegarle en su entrepierna y, como pude, le solte una patada en el pie haciendo que aterrizara en el suelo. Y así lo hizo.

Era mi momento perfecto para corre.

Tome a Max de la mano decidida a hecharme a correr.

— No, no. No puedo...

— Si, si. Si puedes—Lo arremede— ¡Y mas te vale que te levantes rapido!

Se levanto como pudo y nos pusimos a correr. Pasillo tras pasillo, salón tras salón.

— ¡Por ahí! —Dijo el cabeza de  maní —. ¡Deprisa, idiotas. Se escapan!

Max y yo salimos para el patio trasero con destino para las canchas al aire libre, corrimos y corrimos hasta llegar a los invernaderos de la escuela. Nos adentramos ha uno donde sembraban zanahorias. Y nos escondimos detras de unos costales  de tierra, palas y fertilizantes.

— ¿Crees que nos encuentren? No duraremos mucho aqui... El calor es demasiado —Dijo en susurros, se podia notar el miedo y la inseguridad en ella —.

— No lo se. Solo sierra la boca... ¡Ahi vienen!—Nos acurrucamos mas hasta ya no vernos—.

El invernadero no era totalmente opaco, era tambien transparente. Donde pude notar a el cabeza de maní y a sus dos amigos buscandonos como psicópatas.

— Busquenlos, invernadero por invernadero —Sus amigos no se movian, seguian adoloridos— ¿Que esperan? ¡Muévase, par de idiotas! Tienen que estar por aqui. Tengo que darles sus golpes de despedida a esos dos...

Max solto un ahogado gemido a causa de la amenaza hablada de Tommy. Lo abraze para que dejara de sollozar y se callara de una buena vez. ¿Han escuchado ese dicho que dice "Te salvo la campana"? Bueno, eso nos paso ha nosotros. Mi estomago se hizo un nudo al escuchar la puerta del invernadero donde nos encontrábamos Max y yo. Este solto un gemido inaudible por el terror de ser golpeado otra vez, aún no nos encontraba, pero estaba apunto de hacerlo, pero de la nada hablo un chico:

— Marcus... Ya dejalo. Vamonos, Tommy nos habla. Los buscaremos en la salida, no se escaparan esta vez.

Marcus no lo penso dos veces y se fue con el otro tipo que lo llamo. Al percatarnos de que ya todos se habian ido, salimos de nuestro escondite no muy convencidos. Max estaba sudando cual puerco y yo apenas  mi frente estaba humeda.

—Esperame... Ire ha verificar.

— ¡No vallas!—Sus ojos brillaban del miedo y la inseguridad—.

— A no ser... Que tu quieras ir a hechar un vistazo. Tu decides. Yo no pienso quedarme aqui ha que me maten. Me ire a  casa— Acto seguido, salí de ahí y Max detra mio—.

No hubo mas discusión sobre el tema de "escaparse"; mi mochila se habia quedado en mi casillero cuando busque la taza, y la de Max estaba tirada en ese pasillo. Recorrimos nuevamente los pasillos por los que hubimos, pero ahora estabamos decididos a alargarnos, escaparnos de la escuela y regresar  en agosto. Pero dentro de mi algo decia que en este dia tenia algo pendiente. Volví mi mirada hacía las canchas al aire libre. Le dije a Max que fuera por sus cosas y regresara al invernadero. Que yo lo recogería pero se negó rotundamente. Después de una buena discusión y una amenaza se fue corriendo  por su mochila.

Gire sobre mis talones y me dirigí a las canchas. Al estar cerca de estas escuche ruidos de un contracorriente. Como de algo ligrero pero pesado en el aire. Me acerqué mucho mas, pero sigilosamente. Cuando llegue a un punto donde podia mirar la cancha entera desde lejos.

No podia creer lo que estaba mirando.

¡Un chico estaba lanzando llamas de fuego provenientes de sus manos! a un muro de metal; tallando mis ojos por decima vez. Simplemente no me la podia creer. Y mas al darme cuenta de que ese chico era nada mas y nada menos que... Logan.

¿Los poderes a la chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora