El chillido del columpio sonaba por el parque siendo ignorado ante las risas de los niños corriendo de aquí para allá en los juegos mientras que la pareja se encontraba teniendo un pequeño descanso en una de las bancas del lugar.
El venezolano carraspeó para obtener la atención del de orbes doradas, consiguiéndolo y estando un poco nervioso habló.
— Tú... ¿crees que podríamos ser buenos padres en un futuro? — El peruano se le quedó viendo por un momento antes de sonreír y acostarse suavemente en el hombro contrario.
— Sería una locura, ¿no? ... — El más alto rió acariciando el cabello del otro para seguir disfrutando de la calma en el ambiente. — Pero, creo que sí, aunque ya sabrás lo que conlleva tener una cría, ¿cierto?
El de estrellas rió mientras asentía y se acercó a darle un beso casto al peruano, este último devolviendolo con gusto. La tarde era mejor de lo esperado.