—Está muerto —se oyó decir con hueco en aquella habitación oculta de la gran ciudad.—¿그는 죽었나요? / ¿Está muerto? —bajo la tenue luz al oír lo confirmado, tomó a su lado la mano con delicadeza varonil decorada bajo un anillo dorado con rubí, se inclino y besó el dorso. —당신을 위해 내 사랑 / Para ti mi amor —observó los ojos de su compañero y amante con afecto y admiración.
—그들이 나를 자극하면 돈을 지불한다 / Cuando me provocan las pagan —respondió con total seriedad ante la observación del muchacho que llegó con la noticia y trabajo hecho sin entender absolutamente nada de lo que hablaba la pareja. —그를 보내줘 / Que se largue —demandó levantando su cabeza en dirección al muchacho que aún esperaba ansioso de no estar seguro que todo esté bien.
El contrario asintió ante el deseo de su amante, —Toma —tendió un fajo de billetes en un viejo escritorio, —Y vete —terminó dándole una mirada directa.
El muchacho con total seriedad hizo una pequeña reverencia, tomó el dinero en silencio y se largó abriendo la puerta cerrándola con total cuidado, realmente ningún cuidado hacía falta en un lugar como esa covacha de reuniones sencillas.
El muchacho de menor estatura pero de mayor edad lanzó una ojeada a su dúo y encendió un habano con una media sonrisa, se echó en la silla y subió su pie sobre su rodilla a relajarse.
El menor, ante la tranquilidad de su compañero entendió que tenían un caso cerrado —Muy bien —sacó una carpeta con informes, documentación y hasta fotos de personas, tomó uno de ellos, —Uno más que jode, otro más a la muerte —tomó los papeles, acercó un plato, limpió el vidrio con su mano, y una vez ya limpio apoyó uno de los papeles, y con un zipo lo encendió en una llama rápida que lo redujo en cenizas.
—Jungkook, te dije que dejes de quemar papeles aquí —acotó mientras daba otra pitada al gustoso habano.
—Tú quemas éso y yo no te digo nada —mencionó mirándolo con una sonrisa pícara.
Jimin lo miró alzando ambas cejas, y luego le ofreció aquél puro, el cuál fue aceptado por el contrario, dando también una fuerte pitada.
Jungkook se acercó a su compañero con intenciones de besarlo, él como respuesta acercó de igual forma, pero con la intención de morder esos labios a modo provoqué, y luego seguir en un beso con gruñido y mucho humo entre ambos.
—Mi tesoro eres tú —habló Jungkook a centímetros de su boca, —No todo ese dinero que llega —acariciaba su nariz con la contraria mientras cerraban sus ojos para ofrecer otro choque casto de labios.
Nadie imaginaba cuánto amor podía haber entre ese dúo de mafiosos, que caminaban en las calles emanando miedo y respeto por iguales partes, una pareja de jefe y subjefe en las actuales urbanas llevando una tradición oscura de dos familias a un sólo control y sistema manchado en sangre y cautela, dos cabezas que cual pirámide debajo suyo tantos besaban sus pies en respeto y cuidado. Pues en ellos dos sólo existía esa complicidad, ese fuego y cálculo, eran intocables.
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Mi Tesoro | Kookmin OS
FanfictionJungkook, un mafioso coreano que atesora a su querido par, Jimin; hijo de un jefe italiano, y al igual que el mismo, muy experimentado en el ambiente casto del crimen, ambos son una pareja de mafiosos, unos amantes que buscan levantar aún más su imp...