°capítulo 5

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Me siento nerviosa, pero a la vez un cosquilleo extraño en el estómago que me hace apretar con fuerza el peluche contra el pecho.

Ahora creo que tengo parásitos.

¡Qué no tienes parásitos!

Claro que sí ¿Sino qué me pasa?

No ves que es muy obvio. Son cólicos.

El chico frente a mí se ve más serio de lo normal, algo extraño para ser Rubiales.

La cercanía no es de mucha ayuda. Su perfume le está diciendo adiós a mi pobre autocontrol en menos de dos segundos.

Inhala. Exhala.

Mejor no...

Disfruta y calla...

No opines.

—¿No me piensas decir?

Reacciono al escuchar su voz, dándome cuenta que me quedé mirándole fijo por unos minutos.

—No.

Por supuesto que no le iba a decir que Daniel y yo huimos de ellos porque moríamos de la vergüenza. Bueno, yo tenía vergüenza, creo que Daniel no sabe lo que eso significa.

Yo sé que Daniel canta horrible, pero tampoco es que yo cante tan bien.

Hay dignidad...

Eso.

—¿Quieres que busque otras maneras de hacerte hablar? —se acerca al lóbulo de mi oreja —Porque conozco muchas que podrían funcionar en ti.

—Aléjate. De. Mí. —mi voz sale amenazante de alguna manera. ¡De alguna manera!

—Entonces habla. —su tono vuelve a ser serio —Acepto que huyas, ¿pero en mi moto?

Sube la mano a mi cuello y lo rodea de una manera casi sensual. Quiero protestar. Quiero decirle que se aleje. Pero las palabras desaparecen cuando aplica un poco de presión haciendo que casi se me escape un jadeo.

—No me gusta que toquen mi moto, Rizitos...

Afloja el agarre acariciando mi garganta de una manera tan, no tengo palabras, lo único claro es que se me olvidó por completo lo que me está diciendo, pero una parte de mí (muy pequeñita) quiere que se detenga, y la otra, bueno...

—Lo que quieras menos eso.

—¿Y qué quieres que hagas? —le miro, en un intento de no tener ninguna expresión, o alguna despreocupada —¿Qué me disculpe?

—No estaría nada mal.

—Púdrete Shane.

Sus pupilas se están dilatando, el rastro de enojo desaparece por completo dejando una expresión vacía mientras me observa. Por más que quiero apartarme, no puedo, no solo me supera en tamaño, también lo hace en fuerza.

Tampoco que tenga tanta concentración, fuerza y ganas en estos momentos.

No pienses, disfruta, no todos los días te cogen por el cuello y te acorralan contra una pared.

Un Mes a tu Lado © [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora