Dia 1

854 50 1
                                    


En una era antigua, mucho antes de que el chakra se extendiera por el mundo, Sakura Haruno abrió los ojos con la sensación de que algo estaba muy mal. El paisaje no era Konoha. La hierba alta y las montañas a lo lejos le recordaban los cuentos antiguos que había leído en los libros. Era un lugar diferente, una época diferente.

Se levantó con el cuerpo pesado, observando a su alrededor, cuando una figura alta y majestuosa apareció frente a ella. Era un hombre de cabellos oscuros, con ojos tan profundos que parecían ver dentro de su alma.

—¿Quién eres? —preguntó Sakura, poniéndose en guardia.

—Soy Indra, hijo del Sabio de los Seis Caminos —respondió el hombre, con una voz grave y firme—. Y tú... ¿quién eres? No eres de este tiempo.

Sakura sintió un escalofrío. El nombre resonaba en su mente como si ya lo conociera, pero no de la forma que imaginaba. Algo dentro de ella comenzó a despertar. Era como si una memoria ajena latiera en lo profundo de su ser.

—Yo... soy Sakura Haruno —dijo, insegura—. Pero... esto no tiene sentido. No debería estar aquí.

Indra la miró en silencio durante unos segundos, sus ojos penetrantes escrutando su presencia. Luego habló.

—Haruno... —repitió el nombre, y algo en su expresión cambió—. No es coincidencia que hayas venido. Tú... tú eres ella.

—¿Ella? —Sakura frunció el ceño, confundida.

Indra se acercó más, y sus ojos brillaron con una intensidad que la hizo retroceder.

—Eres la reencarnación de la mujer que una vez amé —dijo Indra, con una calma inquietante—. Ella me fue arrebatada por el destino... pero ahora has vuelto a mí.

Sakura lo miró, incrédula. ¿Reencarnación? ¿Esto era algún tipo de sueño extraño?

—¡Eso es ridículo! —exclamó Sakura, dando un paso atrás—. No puedo ser esa persona. Yo no soy... no soy alguien que pertenece a tu tiempo.

Indra soltó una pequeña risa amarga.

—El tiempo es una ilusión —dijo—. Todo está conectado. Y tú, Sakura, has sido traída aquí por una razón. Nuestro lazo trasciende las eras.

Sakura sintió cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. Algo en sus palabras despertaba una extraña nostalgia, un eco de una vida pasada que no recordaba haber vivido.

—Indra... no puedo ser esa persona —insistió, intentando mantener la calma—. Soy solo una kunoichi de mi tiempo. No sé por qué estoy aquí, pero necesito encontrar la forma de volver.

Indra la observó en silencio, con una mezcla de dolor y determinación en su mirada.

—Puedes negarlo todo lo que quieras —murmuró—, pero dentro de ti, lo sientes. El lazo que compartimos. Yo te he buscado por tanto tiempo... y ahora que estás aquí, no pienso dejar que el destino nos arrebate de nuevo lo que nos pertenece.

Sakura sintió una oleada de emociones confusas. No podía negar que había algo en lo que decía, algo que resonaba en su interior. Pero al mismo tiempo, su mente luchaba por aferrarse a la lógica. No podía dejarse envolver por lo que podría ser una ilusión.

—Indra... yo no soy tuya. Ni siquiera te conozco. Tal vez... tal vez en otra vida, pero ahora... tengo otra vida. Otro propósito —dijo con firmeza.

Indra apretó los dientes. Se veía tenso, pero también decidido.

—El amor que compartimos nunca desaparecerá, Sakura —dijo, su voz cargada de una mezcla de enojo y posesivo—. Te demostraré que estás destinada a estar conmigo, que juntos podemos cambiar el mundo. No me importa cuánto luches contra ello. El destino siempre nos traerá de vuelta.

—No —lo interrumpió Sakura, tomando aire—. El destino no decide por mí. Tal vez esté aquí por una razón, pero yo soy quien elige mi camino, no lo que fui en otra vida.

Indra se acercó un poco más, y sus ojos se suavizaron por primera vez.

—Te amo, Sakura —dijo en voz baja, con una vulnerabilidad que casi le rompió el corazón—. Lo he hecho durante siglos, y lo seguiré haciendo. No te obligaré a nada, pero sé que no puedes ignorar lo que sientes.

Sakura lo miró, su corazón dividido entre lo que sabía y lo que empezaba a sentir. Podía sentir una conexión con Indra, algo profundo y antiguo. Pero también sabía que ella ya no era la mujer de la que él hablaba. Era Sakura Haruno, una ninja de su tiempo.

—Necesito tiempo —susurró, bajando la mirada—. No puedo darte una respuesta ahora.

Indra asintió lentamente, sus ojos nunca apartándose de los de ella.

—Te daré 20 días —dijo en voz baja—. Pero sé que volverás a mí. Siempre lo haces.— lo ultimo lo dijo con un poco de seguridad

Sakura lo observó mientras se alejaba, su mente luchando con las emociones que lo envolvían todo., su corazón tenia presente a su amado: Sasuke, ella esperaría todos esos 20 días para que el la venga a rescatar

ⵊɴᴅʀᴀ's WɪꜰᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora