Pasaron unos días hasta que Jimin recibió la carta. La sobresalía apenas en el borde de la mesa de noche, una constante tentación que le recordaba todo lo que había sucedido. Al principio, no quiso ni tocarla. Estaba demasiado enfadado con Yoongi, demasiado dolido por todo lo que había pasado. Sin embargo, cada vez que sus ojos se posaban sobre el sobre, la curiosidad y el miedo a enfrentarse a esas palabras lo atormentaban.
Una tarde, cuando el silencio de su habitación se volvió insoportable, Jimin cedió. Con manos temblorosas, rasgó el sobre y desplegó la carta. Mientras leía, el aire en sus pulmones se volvía más pesado. Las palabras de Yoongi eran crudas, llenas de arrepentimiento, de una sinceridad que no esperaba. Cada frase se clavaba en su corazón, removiendo el dolor que tanto se había esforzado en enterrar. Quería detenerse, pero no podía. No sabía si estaba listo para perdonar, pero por primera vez en mucho tiempo, sintió que Yoongi realmente entendía el daño que había causado. Y eso, aunque no lo cambiara todo, era un pequeño paso.
Unas semanas después, con la ayuda de su terapeuta y tras mucha reflexión, Jimin decidió dar otro paso. Le pidió a Taehyung que contactara a Yoongi. No estaba seguro de lo que diría, ni de cómo lo manejaría, pero sabía que debía intentarlo.
El mensaje fue breve, directo: "Jimin quiere verte."
Cuando Yoongi recibió la noticia, su corazón se desbocó. Había temido que ese momento nunca llegaría, que Jimin jamás querría volver a verlo. Con el corazón en la garganta, se dirigió hacia la casa de Jimin sin detenerse a pensar. Apenas podía contener la mezcla de ansiedad y esperanza que lo envolvía.
Al llegar, tocó la puerta con manos sudorosas. Taehyung fue quien abrió.
-Está arriba, te está esperando -dijo Taehyung en voz baja, retrocediendo para dejarlo pasar.
Yoongi asintió agradecido, aunque apenas pudo pronunciar un "gracias". Subió las escaleras con pasos lentos, cada uno pesado como si el mundo se desmoronara bajo sus pies. Al llegar al umbral de la habitación, el ambiente lo golpeó con una oleada de nostalgia y tristeza.
Jimin estaba sentado en la cama, mirando por la ventana, pero al escuchar el sonido de la puerta, volvió la cabeza hacia Yoongi. Su rostro estaba inexpresivo, pero en sus ojos había una tormenta de emociones difíciles de descifrar: ni odio, ni amor, sino algo entre medio, una mezcla de dolor, confusión y cansancio.
Yoongi, sintiéndose fuera de lugar, se acercó con cautela y se sentó al borde de la cama, manteniendo una distancia que le pareció necesaria, aunque deseaba acortar ese espacio más que nada.
-Jimin... -comenzó Yoongi, su voz quebrada y llena de nervios-. Todo fue mi culpa... Si pudiera cambiar las cosas... si pudiera volver atrás, lo haría. No hay un día en que no me arrepienta de lo que hice.
Jimin lo miraba, sus ojos fijos en los de Yoongi, pero no decía nada. Yoongi sintió cómo el peso de sus palabras se hacía insoportable. Cada silencio entre ellos era como una cuchilla.
-No te pido que me perdones, sé que no lo merezco... -continuó Yoongi, con la voz cada vez más rota-. Solo quería que supieras cuánto lo lamento, cuánto duele lo que hice. Sé que perdimos algo muy valioso, y... no sé cómo seguir adelante sabiendo que fui yo quien lo destruyó.
Finalmente, Jimin apartó la mirada, sus manos apretando con fuerza las sábanas de la cama. El silencio que siguió fue tan denso que Yoongi sintió que apenas podía respirar. Pero entonces, Jimin habló.
-Yoongi -dijo, con una voz suave pero cargada de emoción-, no estoy listo para perdonarte. No todavía. Hay tantas heridas, tantas cosas que me cuestan entender. -Su mirada volvió a encontrarse con la de Yoongi, y por un momento, todo el dolor que había estado reprimiendo pareció salir a la superficie-. Pero tampoco puedo seguir viviendo con tanto odio. Me está destrozando, y lo sé. Necesito tiempo, y necesito que lo entiendas.
Yoongi asintió, tragándose el nudo en la garganta. Las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a arderle en los ojos, pero se negó a dejarlas salir. No era el momento. No aún.
-Lo entiendo, Jimin. Te daré todo el tiempo que necesites. No voy a presionarte, ni a pedirte nada que no puedas darme. -Su voz era sincera, cada palabra cargada de arrepentimiento-. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí, esperando, si algún día decides que podemos empezar de nuevo, aunque sea desde el principio.
Jimin respiró hondo y asintió, pero no dijo más. Ambos sabían que el camino hacia la reconciliación sería largo, doloroso, lleno de cicatrices que no desaparecerían fácilmente. Sin embargo, por primera vez en meses, había un pequeño rayo de esperanza en medio de tanta oscuridad. Y eso, por ahora, era suficiente para seguir adelante.
CITEȘTI
ENTRE LA PERDIDA Y EL AMOR
FanfictionLa historia sigue a Jimin y Yoongi, una pareja marcada por la tragedia tras la pérdida de su bebé. A medida que lidian con su dolor, la desconfianza y las emociones no expresadas crean una brecha entre ellos. Jimin se siente solo y abandonado, creye...