Tu boda

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Las campanas de la iglesia resonaban, llenando el aire con un sonido que se sentía como un eco de la angustia en el corazón de Namjoon. En el altar, Jimin estaba allí, vestido de blanco, radiante y feliz.

Namjoon se sintió atrapado en un torbellino de emociones, cada latido de su corazón resonando con un dolor que apenas podía soportar.

"Siento un vacío muy frío por dentro mi amor" pensó, mientras se preguntaba cómo había llegado a este punto.

La ceremonia comenzó, y el sacerdote hablaba de amor eterno, de promesas que serían cumplidas.

Namjoon apenas podía escuchar, todo lo que podía pensar era en lo que estaba a punto de perder. "Cuando te fuiste, te robaste mi corazón", reflexionó, sintiendo que cada palabra era un recordatorio de su fracaso para declararle su amor.

Mientras Jimin sonreía, mirando a su futuro esposo, Namjoon recordó todos los momentos que habían compartido, esos instantes que nunca había tenido el valor de transformar en algo más.

"Me quedé loco de tanto pensar y pensar", pensó, lamentándose por no haber tenido la valentía de confesar sus sentimientos. Ahora, el tiempo se le escapaba de las manos.

Cuando el sacerdote preguntó si había alguien que quisiera hablar, el corazón de Namjoon se detuvo. "Este es el momento", se dijo, luchando contra la ansiedad que lo ahogaba.

Pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta, el miedo a perder a Jimin lo paralizaba. Se dio cuenta de que lo único que podía hacer era callar y aceptar su destino.

La ceremonia avanzaba, y cuando el sacerdote dijo las palabras "Ahora pueden besarse", Namjoon sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor.

Los aplausos llenaron la iglesia, pero él no podía escuchar nada más que su propio dolor. "Me iré al infierno, pero me tengo que vengar", pensó, deseando poder hacer algo, cualquier cosa, para cambiar el rumbo de la vida que se le escapaba de las manos.

Sin poder soportar más, se levantó y salió de la iglesia, sintiendo el aire frío del exterior en su rostro. Se apoyó contra la pared, luchando por contener las lágrimas. En ese momento, una voz familiar lo hizo girar.

—Namjoon...

Era Jimin, con su traje blanco, parecía un angel, sus ojos llenos de confusión y preocupación.

—¿Por qué te fuiste? —preguntó, acercándose lentamente.

—No podía quedarme —respondió Namjoon, sintiendo que su voz temblaba—. No podía ver cómo te entregabas a alguien más, quiero que bailemos juntos, en el cielo o el infierno, pero sin ese puto, dijo, su tono lleno de frustración. La idea de Jimin con otra persona lo consumía.

Jimin bajó la mirada, lleno de tristeza.

—Lo siento, Namjoon, nunca quise lastimarte, no sabía que te sentías así —dijo, su voz quebrándose.

—¿Cómo podía decírtelo? —Namjoon interrumpió, el dolor resonando en su pecho—. Siempre he estado aquí, Jimin, pero no supe cómo luchar por ti y menos contra al inconsciente que hizo que no fueras para mí, agregó, sintiendo que la culpa lo invadía.

El silencio entre ellos se volvió insoportable, y Namjoon sintió que cada palabra de Jimin lo desarmaba. Sabía que tenía que ser fuerte, pero el amor que sentía por él lo atormentaba.

—Me despido, me despido para siempre —dijo Namjoon, su voz llena de tristeza—. Te deseo suerte y bendigo mi muerte, pero me resigno a perderte y esta vez, para siempre, susurró, sintiendo cómo cada palabra era una despedida dolorosa.

Jimin lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

—Siempre querré que seas parte de mi vida, aunque no estés a mi lado —dijo, su voz llena de desesperación—. Pero no sé cómo hacer que todo sea diferente.

Namjoon cerró los ojos, sintiendo que el aire se le escapaba. "Llevo tres noches malditas sin poder dormir, solo pensando y pensando que eras para mí", pensó, sintiendo que cada palabra de su corazón se convertía en un grito de dolor.

—Te dejé ir —dijo Namjoon, su voz temblorosa— Me arrepentí de quitarte tu felicidad, te dejaré, espero que una familia puedas comenzar.

Sintió que su mundo se desmoronaba con esas palabras.

—Namjoon... —Jimin empezó, pero él levantó la mano, interrumpiéndolo.

—No, Jimin, es hora de que sigas adelante, ya no puedo estar aquí, viendo cómo construyes una vida sin mí y miro cómo brillan tus ojos, y duele más de lo que puedo soportar.

Con una última mirada llena de dolor, Namjoon se dio la vuelta y comenzó a alejarse. "Camino lento, me duele la respiración, a mil por hora latidos de mi corazón".

Cada paso que daba se sentía más pesado que el anterior. Su corazón se rompía en pedazos, dejando un rastro de tristeza detrás.

Mientras se alejaba, las risas y los aplausos de la celebración se desvanecían en la distancia. Namjoon sabía que había perdido a Jimin para siempre, y con él, su única razón de vivir. "A la persona que roto tiene el corazón", pensó, mientras el vacío se apoderaba de su ser.

La boda había terminado, pero el dolor de esa pérdida lo acompañaría para siempre.

𝑪𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐                                   𝑵𝒂𝒎𝒎𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora