La tarde había caído sobre la ciudad, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras. Mark y Haechan caminaban por el parque, un lugar que había sido su refugio desde la infancia. El aire fresco era un recordatorio de que el verano estaba en su punto culminante, y a su alrededor, las risas de los niños que jugaban en el césped se mezclaban con el canto de los pájaros que regresaban a sus nidos.Los dos amigos se dirigieron hacia un banco bajo un gran árbol, donde las hojas susurraban suavemente con el viento. Haechan se sentó primero, dejando escapar un suspiro de alivio. -Me encanta este lugar. Siempre se siente como un escape de la realidad.
Mark asintió, aunque su mente estaba lejos de ese momento de tranquilidad. Había estado pensando en esto durante días, luchando con sus propios sentimientos. La muerte de su padre lo había hecho reflexionar sobre la vida, sobre el tiempo y las decisiones que tomaba. Miró a Haechan, quien sonreía mientras jugueteaba con un poco de césped, y sintió que su corazón se aceleraba.
-Haechan -comenzó Mark, su voz un poco más seria de lo habitual-. Quiero hablar de algo.
Haechan lo miró, notando la tensión en la expresión de su amigo. -¿De qué se trata? ¿Te sientes bien?
-Sí, estoy bien. Pero... -Mark se detuvo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. -Es solo que he estado pensando mucho últimamente. Sobre la vida, sobre lo que quiero.
Haechan se inclinó hacia adelante, prestando más atención. -Dime, amigo. Estoy aquí para lo que necesites.
Mark tomó un profundo aliento. -Desde que perdí a mi padre, me he dado cuenta de lo frágil que es la vida. Nunca sabemos cuánto tiempo nos queda. Y eso me ha hecho pensar en las cosas que realmente importan.
Haechan lo observaba con preocupación, intentando leer sus emociones. -Mark, yo también he sentido eso. La vida puede ser impredecible. Pero estamos juntos en esto.
-Sí, lo sé. Y es precisamente por eso que... -Mark se interrumpió nuevamente, sintiendo una mezcla de ansiedad y determinación. -Quiero que sepas cuánto significas para mí. No quiero estar un minuto más sin... sin saber lo que somos realmente.
Haechan frunció el ceño, la confusión cruzando su rostro. -¿A qué te refieres?
-Haechan -dijo Mark, acercándose un poco más, sintiendo cómo la tensión en el aire aumentaba-. Quiero ser más que amigos. Quiero que sepas que quiero que seas mi novio. Después de todo lo que ha pasado, no puedo ignorar lo que siento. No quiero perder la oportunidad de estar contigo.
La confesión colgó en el aire como un susurro, y Haechan se quedó en silencio, procesando las palabras de Mark. El corazón de Mark latía con fuerza, esperando una respuesta.
-Mark... -Haechan finalmente dijo, su voz casi un susurro-. No sabía que te sentías así.
Mark se sintió vulnerable, la incertidumbre pesando sobre él. -Lo sé, y tal vez esto sea muy repentino, pero después de perder a mi padre, me doy cuenta de que no quiero seguir adelante sin intentar tener algo más contigo. No quiero que pase otro día sin que sepas lo que siento.
-Pero... ¿y si las cosas cambian entre nosotros? -Haechan preguntó, su tono lleno de dudas, aunque su corazón latía con esperanza-. ¿Y si esto arruina nuestra amistad?
-No lo sé, Haechan -respondió Mark, con sinceridad-. Pero tampoco sé si podría vivir con el remordimiento de no haberlo intentado. Quiero estar contigo. Quiero besarte.
Las palabras flotaron entre ellos, y Haechan sintió cómo sus mejillas se sonrojaban. -Yo... yo también he sentido algo más por ti, pero tenía miedo. Miedo de perderte, de perder nuestra amistad.
Mark se inclinó un poco más cerca, la intensidad de su mirada haciendo que Haechan se sintiera acalorado. -No tienes que tener miedo. La vida es demasiado corta para preocuparnos por lo que podría pasar. Quiero vivir el presente, y eso significa que quiero estar contigo, como tu novio.
Haechan sintió que su corazón latía con fuerza, la decisión girando en su mente. -Está bien. Quiero intentar. Quiero ser tu novio, Mark.
Mark sonrió, una luz brillando en sus ojos que Haechan había anhelado ver. -¿De verdad?
-Sí -asintió Haechan, sintiendo una ola de alivio y emoción recorrerlo. -Quiero estar contigo, y no quiero esperar más.
En ese momento, el mundo a su alrededor se desvaneció, y Mark, sintiendo que su corazón estaba a punto de estallar de felicidad, se acercó más a Haechan. Ambos se miraron fijamente, y como si el tiempo se detuviera, Mark se inclinó y besó suavemente a Haechan.
El contacto fue suave y eléctrico, un encuentro que les hizo olvidar por un instante el dolor y las preocupaciones que llevaban en sus corazones. La conexión entre ellos era palpable, y Haechan sintió que todo encajaba, como si finalmente estuvieran en el lugar correcto.
Cuando se separaron, ambos sonrieron, la risa tímida llenando el aire. Mark se sintió aliviado y feliz, mientras que Haechan todavía sentía el cosquilleo del beso en sus labios.
-Así que ahora somos novios -dijo Haechan, riendo suavemente, un brillo en sus ojos que no había estado allí antes.
-Sí -afirmó Mark, su sonrisa más amplia que nunca-. Y no podría estar más feliz.
Mientras se sentaban juntos en el parque, rodeados de risas y vida, ambos sintieron que habían tomado la decisión correcta. Era un nuevo comienzo, una nueva oportunidad, y aunque la vida seguía siendo incierta, estaban dispuestos a enfrentar lo que viniera juntos. La conexión que compartían ahora era más profunda, y el futuro, aunque incierto, parecía un poco más brillante.
