Shift 31

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[...Perspectiva: Stitch...]

<Estruendo>

Ryuko atravesó una pared en su forma de dragón, pues peleaba contra una terrible Aparición.

-Hijo de... (Ryuko)

No terminó ya que detuvo las manos de la criatura que iba a golpearla, como se vio antes, era de piel transparente, y sus huesos podían verse a través.

Ryuko lo hizo dar una vuelta y con sus garras le atravesó el pecho, provocando que el monstruo ruga de dolor, la misma atrapó a la rubia dragona y la arrojó hacia arriba, haciéndole atravesar el techo.

-Veamos qué te parece esto. (Ryuko)

Ella descendió rápidamente hacia su oponente, al caer, ocasionó otro gran estruendo que sacudió el lugar.

Pronto se habría dado cuenta de que falló el golpe, al mirar a su lado, recibió palmazo de la criatura que la hizo destruir aun más la guarida.

Se protegió del ataque, bloqueando los golpes y logró darle un arañazo en la cara, si es que tenía.

Ella retrocedió un poco y empezó a pensar en otra cosa.

-Voy a tener que usar otro recurso, ser gigante es genial, ¿Verdad? (Ryuko)

<Rugido>

-A mi no me grites, pedazo de mierda. (Ryuko)

La rubia adoptó una posición de combate, algo raro para una figura tan grande, pero de todos modos lo hizo y cuando la criatura se acercó le asestó una patada con su gran pierna, que empujó al gigante al que se enfrentaba, luego hizo un arañazo, pero la Aparición detuvo el ataque con su brazo.

-¿Te resistes? (Ryuko)

Dijo con esfuerzo, tratando de superar la fuerza de su adversario.

[...Shift 31: ¡Rescaten a Eri! ¡El mayor Deseo de Kaina y el Remate de Keigo!...]

La peli-morada había saltado hacia su oponente, sin un plan y sin idea de cómo podría llegar a vencerlo, solo sabía que debía seguir intentando.

Atacó con su brazo derecho, a su oponente.

-¡Mierda! (Lázaro)

El demonio salió despedido cuando la mujer lo atacó, ni siquiera ella podía entender que pasó, no sabía el porque su ataque fue lo suficientemente fuerte como para lanzarlo.

-¿En serio? ¿Cuántos míseros humanos más podrán hacer eso? (Lázaro)

El se levantó, luego de musitar con enojo.

La francotiradora no entendía a que se refería, tardó un rato en darse cuenta de que estaba sosteniendo algo con su mano derecha.

-¿Qué es esto? (Kaina)

Miró lo que tenía agarrado, una espada larga de doble filo, gruesa, no demasiado larga. La hoja de color morado oscuro, la empuñadura era de color rosado claro, y en el guardamano que se alzaba verticalmente de arriba abajo, encima del mismo tenía una especie de círculo, similar a la mira de un fusil de precisión, y en medio de la hoja, o mejor dicho, dentro de la hoja, esta no tenía punta, sino que el filo terminaba en cuadrado y dentro había un cañón circular.

Lo qué aquí pasaba, era que Kaina al expresar su mayor deseo, y aferrarse a aquello que más amaba, logró manifestar su Mantra del Gran Maestro de Armas.

Cuando una persona se aferra a lo que es capaz de fortalecerla en una batalla, el Gran Maestro de Armas le otorga un arma de su arsenal, como incentivo para que siga batallando, y como símbolo de su fuerza y determinación.

Nuestro General Demonio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora